Román Martínez la rompió en la victoria de Lanús
frente a Independiente por la Copa Argentina: no sólo abrió el partido con una
notable maniobra individual sino que además tomó las riendas del equipo y
potenció a sus compañeros. El volante empieza a reencontrarse con su mejor
versión justo cuando el Granate más lo necesita.
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Pegadita al pie. Martínez escapa de la marca del Marciano Ortiz, quien pasó al Rojo para triunfar. |
Se ganó un lugar dentro del
equipo muy rápidamente, quizá más pronto de lo que muchos imaginaban. Fue un
poco por la necesidad que tenía Guillermo ante la falta de piezas importantes
en el mediocampo y otro tanto por sus antecedentes cercanos de volante
talentoso y con llegada al arco de enfrente. Lo cierto es que Román Martínez
demuestra cada partido que está en crecimiento, anímica y futbolísticamente. Y
eso empieza a notarse en el funcionamiento colectivo del Granate.
El ex Tigre y Estudiantes, de
32 años, fue clave para derrotar a Independiente en La Plata y lograr así la
clasificación a los cuartos de final de la Copa Argentina. Y no sólo por el
golazo que anotó a los 29 minutos de la primera etapa gracias a una acción
individual sobresaliente sino también por cómo se hizo cargo de la
pelota en un terreno de juego que no estaba en las mejores condiciones.
Cuando las papas quemaban, Román agarró las riendas y empezó a
jugar con sus compañeros.
-Independiente tuvo la
pelota por momentos, pero no les generó tantas situaciones…
-Sí, yo creo que lo
planteamos bien el partido. Desde el arranque teníamos una idea clara, que la
pelota la tuvieran los defensores de ellos para que no trataran de romper la
línea del medio, sector en el que venían bien. Sus jugadores son
desequilibrantes y estaban con confianza. De todas maneras nosotros encontramos
la fortaleza para abrir el marcador.
-¿Les salió todo perfecto?
-En el segundo tiempo salió
todo un poco más porque hicimos dos, tres toques para llegar al arco rival y
les convertimos. Pienso que en la primera parte nos faltó un poco eso. Después
manejamos el partido con la desesperación de ellos. Retrocedimos para impedir
que nos hicieran el dos contra uno porque tienen nombres que desequilibran.
Mantuvimos el cero sin pasar sobresaltos.
-En lo anímico, por cómo
venían Independiente y Lanús, ¿cuánto vale esto más allá del pase a cuartos de
final?
-Para nosotros era sumamente
importante… el que perdía se iba a la casa. Era una final y la jugamos como
tal. Estamos muy contentos por eso, porque fue ante un rival que venía confiado
y que desde la llegada de Mauricio (Pellegrino) tuvo resultados positivos.
Sabíamos que los podíamos lastimar, y así fue.
-Hiciste un gol en una
cancha adversa para Lanús, ya que es la primera vez que gana acá…
-Bueno, para mí no tanto,
ja… Estoy contento porque convertí para ayudar al equipo a abrir el partido
para estar un poco más tranquilos. Eso en la confianza de uno también sirve.
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