Del
barro de las canchas de la B Metropolitana a los flashes de la Primera
División. Izquierdoz está en el lugar que siempre soñó, pero no por obra del azar.
“Tengo que sacrificarme”, dice. Y va por más.
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En acción. Carlos Izquierdoz se ganó un lugar en la Primera de Lanús a base de mucho sacrificio. |
Llegó desde la fría y
popular Bariloche cuando la palabra “Primera” era todavía un sueño lejano de
alcanzar. Y aterrizó en la convulsionada Buenos Aires con una valija que de
tanto entusiasmo que cargaba era imposible de cerrar. Su destino fue Lanús, un
club que -como dirá él mismo más adelante- en ese momento atravesaba una
situación deportiva delicada, pero que luego daría un giro de timón que
cambiaría el destino de la institución sureña para siempre. Carlos Izquierdoz
también sabe lo que es un punto de inflexión y lo que son las vueltas de la vida,
pero a todo eso le aporta su dosis de sacrificio. El marcador central hoy afronta
un gran momento futbolístico, aunque recuerda cuando bajó dos categorías para
sumar minutos en Atlanta a través del famoso convenio de reciprocidad que unió
a ambas entidades durante algunas temporadas.
“Fue
complicado pasar a Atlanta porque uno apuntó siempre a jugar en Primera. Además
venía de un año duro, con muchas lesiones que me dejaron jugar muy poquito.
Entonces era normal que por ahí en el club pretendieran que yo tuviese un paso
por otro lugar para ver en qué condiciones estaba”, reflexiona el Cali
mientras posa su mirada en el horizonte y apoya los pies en el playón del
estacionamiento del polideportivo. Y con ese tono de voz sereno que lo
caracteriza, continúa: “Fue un año muy
bueno ahí porque hicimos bien las cosas. Me sirvió para agarrar lo que es el
roce y competir por prestigio y por plata. Y bueno, ahí se vio que estaba
preparado y que tenía por delante un lindo camino para recorrer”.
-Cuando entrabas en esos
vestuarios de la B Metropolitana, la mayoría de ellos con instalaciones
precarias, ¿imaginabas que poco tiempo después tendrías semejante actualidad?
-El tema es que uno
apunta a eso... En esas situaciones aprendí a valorar mucho más lo que tengo
hoy. Entiendo que tengo que sacrificarme y dar el máximo porque la verdad es
que todo cuesta mucho en el fútbol.
-¿Y ahora cuál es la
sensación para vos, que te formaste en las Inferiores, de empezar otra temporada
con esta camiseta?
-Es buenísimo porque uno
siempre tiene la ilusión de jugar acá, en el lugar donde creció y aprendió a
realizar un montón de cosas, tanto en lo futbolístico como en lo relacionado
con la educación. La verdad es que me pone muy contento devolver un poquito de
todo lo que me dio Lanús en estos años.
-Que te hayas afianzado
como titular, ¿lo hace aún más especial?
-Sí, ya que uno aspira a
eso y la lucha desde hace mucho para lograrlo. Ya me había tocado en otro
semestre cuando nos dirigía (Gabriel) Schurrer. Entonces es por eso que mi
intención era volver a conseguir la titularidad. Trabajé demasiado y creo que
-en parte- me lo merecía.
Se distrae un momento
ante la aparición de un grupo de chicos que paran para saludarlo. Izquierdoz no
sólo es reconocido por los hinchas granates sino que también es muy
apreciado por su entrega dentro de la cancha y su carisma fuera del campo de
juego. Luego de un breve interregno, el portador de la camiseta con el 24 en la
espalda retoma la conversación con Diario
del Grana. ”Siempre fue así el apoyo
de la gente. Ahora se da un poco más por una cuestión de cómo uno juega y cómo
entra a la cancha para dejar todo”, piensa en voz alta el defensor de 24
años. Y agrega: “Supongo que será por la
manera que tengo de manejarme: siempre con respeto y tratando de ser una
persona educada. Pienso que eso influye además de la parte futbolística”.
-¿Recordás cómo fue tu
llegada a Lanús?
-Vine cuando tenía 16
años desde Bariloche. Llegué con edad de Sexta División después de una prueba
que realizó Roberto Puppo, quien fue el que hizo que me quedara acá. Tuve como
entrenadores a Egidio Acuña, Héctor Romero, Armando González, Leandro Sime,
Ariel Paolorossi... y no quiero olvidarme de ninguno, ja. Fue una etapa muy
linda la que viví en la institución y con grandes compañeros.
-Cuando llegaste al club,
¿a qué jugador mirabas como espejo en tu posición?
-En Inferiores me gustaba
mucho el Pampa (Mauricio) Romero. El fue sin dudas un gran defensor que vi por
acá. A otro que admiraba era a Santiago Hoyos, con quien tuve la suerte de
compartir el vestuario. Lo mismo me pasó con Paolo (Goltz). Aprendí mucho de
ellos.
-¿Te das cuenta que en
casi todos los partidos tenés una situación clara de gol cuando vas a cabecear
al área contraria?
-Tengo buena capacidad de
salto y voy a buscar bien. Eso hace que por ahí me dé alguna ventaja a la hora
de meterme en el área contraria. Trato de apuntarle más o menos al lugar donde
puede llegar a caer la pelota e ir a buscarla con convicción. Creo que el
secreto es ir con ganas para insinuar algo.
-Cuando eras chico
seguramente soñabas con jugar en la máxima categoría y afianzarte. Ahora que lo
lograste, ¿a qué apuntás?
-Quiero conseguir un
título con Lanús, no me quedan dudas de eso. El club me dio tanto que por lo
menos quiero un campeonato para retribuírselo. Sería algo soñado, ideal para mí
y para mis compañeros.
Está rebosante de
entusiasmo Izquierdoz. Sabe que se armó un plantel interesante y que pelear arriba
es una obligación más que una necesidad. Y sabe, también, que ganar un torneo
es una materia pendiente que tienen que rendir lo antes posible.
-¿Se entiende a veces la
ansiedad que tiene la gente de pelear torneos y ganarlos?
-Cuando llegué a Lanús
estaba (Néstor) Gorosito de técnico, ja... Y era un momento difícil. Después
tuvimos la suerte de que Ramón (Cabrero) agarró el equipo junto con Luis
(Zubeldía) y a partir de ahí se notó un cambio gigante. Hubo muchísimos chicos
que yo veía en Inferiores y que se fueron vendidos a Europa. Eso hizo que la
economía de la institución creciera mucho. Además, desde esa época hasta ahora,
creo que Lanús peleó la mitad de los torneos que afrontó. Y entró a copas
internacionales. Es normal que el hincha exija porque el equipo da muestras de
que se puede y de que hay material para conseguir algo importante.
-¿Lo hablan entre ustedes
esto de salir campeón de una vez por todas y sacarse esa espina clavada?
-Es nuestra intención
desde siempre. Ya apuntamos a estar bien arriba. Nos preparamos y estamos
mentalizados en que queremos conseguir algo lindo. Para eso se necesita el
vestuario que tenemos y, obviamente, trabajar de la manera adecuada cada día.
¿Qué prefiero más: la copa o el campeonato local? Pienso que cualquiera de las
dos, ja. Hay que apostar a lo más alto en las dos y no especular porque sería
un error.