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De colección. Lanzini festeja su primer gol. El 10 apiló contrarios y definió con mucha categoría. |
Tuvo la posibilidad de aceptar una suculenta oferta de millones de dólares para emigrar a un campeonato sombrío como el de Emiratos Arabes. Sin embargo, Manuel Lanzini se quedó para sentir y experimentar esas cosas que van más allá de lo económico. River quería que se fuera, pero él priorizó su amor por el club y se bancó el enojo de los dirigentes. Y ahora justifica con goles cada una de esas ilusiones que los hinchas depositaron en su figura cuando tomó esa difícil determinación.
¿Cuánto
vale el fútbol? Saberlo es imposible. En el último mercado de pases, Lanzini rechazó
un ofrecimiento de 7,5 millones de dólares del club Baniyas de
la extravagante ciudad de Abu Dhabi. Ahora, las gambetas y cada una de esas
pelotas largas de su corrida desde la mitad de la cancha hacia el tanto que
abrió el partido frente a Tigre, no pueden contarse en dinero. El juvenil se
quedó a pesar de que Ramón Díaz insistió en el receso invernal para que se
concretara la llegada de Jonathan Fabbro. Era la apuesta más riesgosa. Y le
salió bien, ya que demostró en 90 minutos lo que el argentino nacionalizado
paraguayo no exhibió cuando estuvo en el campo de juego.
Lanzini
fue la gran figura de la noche festiva del Monumental. No era un encuentro
sencillo de resolver porque Tigre se cerró mucho atrás. Y eso para un jugador
que tiene que elaborar y encontrar espacios para atacar, es dificultoso. A
pesar de esa adversidad, el oriundo de Ituzaingó se mostró movedizo en el
primer tiempo. Lo
mejor de su repertorio llegó en el amanecer del complemento, cuando rompió el
cero en el arco de Javier García con un gol de clase internacional. A
partir de ese desahogo, aparecieron los espacios que necesitaba para
desenvolverse, y fue la punta de lanza entre el medio y el ataque. Todos
los avances pasaron por él y él los condujo con su fútbol. Luego
del tanto de Giovanni Simeone, Manu apareció por el segundo
palo para estampar el segundo grito en su cuenta personal y cerrar el
contundente 3-0 sobre el conjunto de Victoria.
Si
bien usa la 10 y se mueve como un enganche, Lanzini es un
mediapunta: su juego es más vertical que horizontal, con
características mucho más similares a las de Pablo Aimar, y distintas a las que
ostentan Juan Sebastián Verón y Juan Román Riquelme. Además, es un jugador con
un amplio margen de crecimiento y un pibe que tiene con qué. En otras palabras,
Lanzini es uno de esos que puede hacer algo distinto con su talento en un
partido muy cerrado.
“Estamos
muy felices porque conseguimos un lindo triunfo para seguir adelante. Además,
jugamos bien. Éste
es el River que le gusta a la gente”,
manifestó Lanzini luego de la goleada sobre Tigre. Y luego agregó: “Fue un
partido especial y muy lindo para mí. Por suerte, se me liberaron los espacios
para hacer el gol. Sirvió para abrir el marcador y llevarnos los tres puntos”.
En
un fútbol en el que se habla de tantas cosas menos de la pelota, Lanzini nos
recordó que las revanchas existen y que está bien dar algunas batallas.
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