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Respeto mutuo. Ambos entrenadores se saludaron. Eso sí, terminaron con sensaciones opuestas. |
La
satisfacción de uno contrastó con el conformismo del otro. Omar De
Felippe y Matías Almeyda se retiraron del Libertadores de América
con la sensación de que con un poquito más, con alguna mínima
aproximación certera, se podrían haber quedado con la victoria.
Y, por supuesto, con tres puntos que para el objetivo de ambos
hubiesen sido fundamentales. Ese sinsabor fue el lazo que conectó a
ambos vestuarios luego del empate entre Independiente y Banfield, en
un partido que fue de ida y vuelta, con abundantes situaciones de gol
y la incertidumbre de no saber qué sucedería hasta el último
instante. De un arco al otro. Así de electrizante y de emotiva
fue la fría tarde de ayer en Avellaneda.
“Tuvimos
actitud y lo valoro. Es decisivo creer e ir a buscar siempre el arco
contrario. Lo importante es presentar batalla y ganar confianza. Este
es el camino”, manifestó ilusionado De Felippe. Y en un breve
análisis de la igualdad, agregó: “Me gustó lo que hicimos en
el inicio. Lo pudimos perder, pero también ganar. Como se dio el
desarrollo fue un buen punto ante un rival que juega bien y que se
armó para estar en la pelea”.
Fue
de menor a mayor Independiente desde la llegada del entrenador de 51
años. Luego de un pésimo arranque comandado por Miguel Angel
Brindisi, el Rojo tomó una bocanada de aire
fresco con estos cinco puntos que obtuvo sobre los nueve que disputó
desde el arribo de De Felippe. “Mejoramos y nos superamos.
Desde el punto de vista anímico estamos renovados. Tenemos que
manejar más los tiempos y apurarnos menos”, expresó el DT. Y
concluyó: “La categoría está muy pareja. Ahora nos
enfrentaremos a Villa San Carlos y Sarmiento. Tendremos que ser
pacientes porque no saldrán a atacarnos desde el arranque”.
La
contracara del regocijo de De Felippe fue el disgusto disfrazado
de conformismo que expresó Almeyda. El técnico de Banfield se
lamentó porque se les escapó un encuentro que parecía
controlado, sobre todo porque el local jugaba con un jugador
menos por la expulsión de Reinaldo Alderete.
“Fue
un partidazo, con mucha tensión y jugadas un poco polémicas.
Tuvimos seis o siete chances claras para liquidarlo, pero no lo
cerramos a tiempo”, largó el Pelado. Y destacó: “No
pusimos la pelota al piso ni la movimos por afuera. Tampoco
aprovechamos el hombre de más. Igualmente me voy contento porque
tuvimos el juego de siempre ante un grande que de a poco se pone de
pie”.
El
punto no satisfizo el apetito de ninguno de los dos. Sólo tendrá
un valor superlativo si a este empate le sigue una victoria. Y
otra más.
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