viernes, 6 de septiembre de 2013

Granate el 24

Del barro de las canchas de la B Metropolitana a los flashes de la Primera División. Izquierdoz está en el lugar que siempre soñó, pero no por obra del azar. “Tengo que sacrificarme”, dice. Y va por más.

En acción. Carlos Izquierdoz se ganó un lugar en la Primera de Lanús a base de mucho sacrificio.

Llegó desde la fría y popular Bariloche cuando la palabra “Primera” era todavía un sueño lejano de alcanzar. Y aterrizó en la convulsionada Buenos Aires con una valija que de tanto entusiasmo que cargaba era imposible de cerrar. Su destino fue Lanús, un club que -como dirá él mismo más adelante- en ese momento atravesaba una situación deportiva delicada, pero que luego daría un giro de timón que cambiaría el destino de la institución sureña para siempre. Carlos Izquierdoz también sabe lo que es un punto de inflexión y lo que son las vueltas de la vida, pero a todo eso le aporta su dosis de sacrificio. El marcador central hoy afronta un gran momento futbolístico, aunque recuerda cuando bajó dos categorías para sumar minutos en Atlanta a través del famoso convenio de reciprocidad que unió a ambas entidades durante algunas temporadas.

“Fue complicado pasar a Atlanta porque uno apuntó siempre a jugar en Primera. Además venía de un año duro, con muchas lesiones que me dejaron jugar muy poquito. Entonces era normal que por ahí en el club pretendieran que yo tuviese un paso por otro lugar para ver en qué condiciones estaba”, reflexiona el Cali mientras posa su mirada en el horizonte y apoya los pies en el playón del estacionamiento del polideportivo. Y con ese tono de voz sereno que lo caracteriza, continúa: “Fue un año muy bueno ahí porque hicimos bien las cosas. Me sirvió para agarrar lo que es el roce y competir por prestigio y por plata. Y bueno, ahí se vio que estaba preparado y que tenía por delante un lindo camino para recorrer”.

-Cuando entrabas en esos vestuarios de la B Metropolitana, la mayoría de ellos con instalaciones precarias, ¿imaginabas que poco tiempo después tendrías semejante actualidad?

-El tema es que uno apunta a eso... En esas situaciones aprendí a valorar mucho más lo que tengo hoy. Entiendo que tengo que sacrificarme y dar el máximo porque la verdad es que todo cuesta mucho en el fútbol.

-¿Y ahora cuál es la sensación para vos, que te formaste en las Inferiores, de empezar otra temporada con esta camiseta?

-Es buenísimo porque uno siempre tiene la ilusión de jugar acá, en el lugar donde creció y aprendió a realizar un montón de cosas, tanto en lo futbolístico como en lo relacionado con la educación. La verdad es que me pone muy contento devolver un poquito de todo lo que me dio Lanús en estos años.

-Que te hayas afianzado como titular, ¿lo hace aún más especial?

-Sí, ya que uno aspira a eso y la lucha desde hace mucho para lograrlo. Ya me había tocado en otro semestre cuando nos dirigía (Gabriel) Schurrer. Entonces es por eso que mi intención era volver a conseguir la titularidad. Trabajé demasiado y creo que -en parte- me lo merecía.

Se distrae un momento ante la aparición de un grupo de chicos que paran para saludarlo. Izquierdoz no sólo es reconocido por los hinchas granates sino que también es muy apreciado por su entrega dentro de la cancha y su carisma fuera del campo de juego. Luego de un breve interregno, el portador de la camiseta con el 24 en la espalda retoma la conversación con Diario del Grana. ”Siempre fue así el apoyo de la gente. Ahora se da un poco más por una cuestión de cómo uno juega y cómo entra a la cancha para dejar todo”, piensa en voz alta el defensor de 24 años. Y agrega: “Supongo que será por la manera que tengo de manejarme: siempre con respeto y tratando de ser una persona educada. Pienso que eso influye además de la parte futbolística”.

-¿Recordás cómo fue tu llegada a Lanús?

-Vine cuando tenía 16 años desde Bariloche. Llegué con edad de Sexta División después de una prueba que realizó Roberto Puppo, quien fue el que hizo que me quedara acá. Tuve como entrenadores a Egidio Acuña, Héctor Romero, Armando González, Leandro Sime, Ariel Paolorossi... y no quiero olvidarme de ninguno, ja. Fue una etapa muy linda la que viví en la institución y con grandes compañeros.

-Cuando llegaste al club, ¿a qué jugador mirabas como espejo en tu posición?

-En Inferiores me gustaba mucho el Pampa (Mauricio) Romero. El fue sin dudas un gran defensor que vi por acá. A otro que admiraba era a Santiago Hoyos, con quien tuve la suerte de compartir el vestuario. Lo mismo me pasó con Paolo (Goltz). Aprendí mucho de ellos.

-¿Te das cuenta que en casi todos los partidos tenés una situación clara de gol cuando vas a cabecear al área contraria?

-Tengo buena capacidad de salto y voy a buscar bien. Eso hace que por ahí me dé alguna ventaja a la hora de meterme en el área contraria. Trato de apuntarle más o menos al lugar donde puede llegar a caer la pelota e ir a buscarla con convicción. Creo que el secreto es ir con ganas para insinuar algo.

-Cuando eras chico seguramente soñabas con jugar en la máxima categoría y afianzarte. Ahora que lo lograste, ¿a qué apuntás?

-Quiero conseguir un título con Lanús, no me quedan dudas de eso. El club me dio tanto que por lo menos quiero un campeonato para retribuírselo. Sería algo soñado, ideal para mí y para mis compañeros.

Está rebosante de entusiasmo Izquierdoz. Sabe que se armó un plantel interesante y que pelear arriba es una obligación más que una necesidad. Y sabe, también, que ganar un torneo es una materia pendiente que tienen que rendir lo antes posible.

-¿Se entiende a veces la ansiedad que tiene la gente de pelear torneos y ganarlos?

-Cuando llegué a Lanús estaba (Néstor) Gorosito de técnico, ja... Y era un momento difícil. Después tuvimos la suerte de que Ramón (Cabrero) agarró el equipo junto con Luis (Zubeldía) y a partir de ahí se notó un cambio gigante. Hubo muchísimos chicos que yo veía en Inferiores y que se fueron vendidos a Europa. Eso hizo que la economía de la institución creciera mucho. Además, desde esa época hasta ahora, creo que Lanús peleó la mitad de los torneos que afrontó. Y entró a copas internacionales. Es normal que el hincha exija porque el equipo da muestras de que se puede y de que hay material para conseguir algo importante.

-¿Lo hablan entre ustedes esto de salir campeón de una vez por todas y sacarse esa espina clavada?

-Es nuestra intención desde siempre. Ya apuntamos a estar bien arriba. Nos preparamos y estamos mentalizados en que queremos conseguir algo lindo. Para eso se necesita el vestuario que tenemos y, obviamente, trabajar de la manera adecuada cada día. ¿Qué prefiero más: la copa o el campeonato local? Pienso que cualquiera de las dos, ja. Hay que apostar a lo más alto en las dos y no especular porque sería un error. 

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