miércoles, 30 de mayo de 2012

Matías Fritzler: “Para mí lo de las barras no tiene solución”


Fritzler, desalentador. "Suena feo lo que digo, pero esto no cambia más", afirma.

Los días pasan, pero la herida aún no cierra. Al contrario, está más abierta que nunca. Y es cada vez más difícil disimular el dolor y la angustia, sobre todo la angustia, que generó el enfrentamiento entre los barras de Lanús, el sábado por la tarde. Es que, de una u otra manera, todos los que están directamente relacionados con el club -hinchas, dirigentes, cuerpo técnico y jugadores- fueron alcanzados por la onda expansiva de esta guerra que comenzó hace algunos años y que explotó previo al partido ante All Boys. La muerte de Daniel Sosa (21), integrante de la facción de Monte Chingolo, encendió la alarma y propagó por toda la ciudad una elocuente sensación de miedo y de inseguridad.

Para algunos, el negocio de los violentos es un tema que tiene remedio. Pero otros, como Matías Fritzler, sostienen un panorama mucho más desalentador. “Lo que pasó es algo que sucedió siempre en este país y que, lamentablemente, va a seguir ocurriendo. No creo que alguien le vaya a buscar una solución. Es con lo que convivimos a diario. Las personas cuando vuelven de trabajar tienen miedo de entrar en sus casas. Entonces es normal que pase en una cancha de fútbol, sobre todo porque existe plata de por medio”, argumentó pormenorizadamente el Polaco. Y sin que mediase suspiro alguno entre una frase y la otra, añadió: “Esto a un jugador lo hace replantear un montón de cosas, como -por ejemplo- irse a jugar a otro país. Es la realidad. Uno se pone a pensar en su seguridad y en la gente que aprecia. Por ahí suena feo lo que digo, pero para mí esto no cambia más”.

Siendo Friztler uno de los principales referentes del plantel de Lanús, no es ilógico suponer que en alguna etapa de su carrera haya sido víctima de los manejos de los barras. “Nunca tuve visitas de ellos. Igual no hace falta porque alcanza con ver lo que pasa en otros clubes. Con eso es suficiente”, explicó el volante de 25 años. Y a diferencia de Gabriel Schurrer, quien manifestó que “si se quiere erradicar del fútbol a los violentos, se puede”, indicó: “En otros países, como en Inglaterra, hubo voluntad y colaboración del gobierno de turno. También tiene que ver con la gente, con la cultura y la educación. No veo que en Argentina estén dadas las condiciones de ninguna de las partes para que esto se resuelva. Yo no tengo la verdad, pero para mí es muy difícil”. Ojalá estés equivocado, Polaco

domingo, 27 de mayo de 2012

Basta de violencia

Evidencia. La mancha de sangre, en la esquina donde se enfrentaron los barras de Lanús.
Es una frase que se repite mucho en el fútbol de hoy, sobre todo en el argentino. Desde los hinchas hasta los dirigentes, pasando por los políticos, aseguran que la intención es erradicar la violencia de los espectáculos deportivos. Sin embargo, los mismos que izan esa bandera de la paz hacen poco para que flamee al son de la sinceridad. Claro está que esta es una situación que va más allá del hincha común, ese que paga su entrada para ver a su equipo y que lo sigue incondicionalmente. Es una cuestión de dirigentes. Y de políticos; no de todos, pero sí de la gran mayoría. Y de organismos de seguridad. No es negligencia, es negocio. Es conveniencia. Es… lamentable. Muy lamentable.

Es cierto: el que se llevó la peor parte del enfrentamiento entre las dos facciones de la barra brava de Lanús (Villa Sapito vs. Monte Chingolo – El Ceibo) fue uno de ellos, del bando de los violentos. Pero pudo ser cualquiera, porque la cobarde balacera que lanzaron esos anormales desde ese maldito auto no tuvo un destinatario claro. Fue tirar por tirar. Y que sea lo que sea. Hubo heridos, muchos. Inocentes, culpables. Al fin de cuentas, personas. Es lo de siempre. Es lo normal. Bah, lo normal para los tiempos que se viven hoy, ya que lo anormal sería andar por la calle con la seguridad de que se estará exento de todo peligro. Pero eso no es posible en esta sociedad.

Algún día el fútbol argentino será una verdadera fiesta. Los hinchas genuinos recuperarán el sector de la tribuna que ahora ocupan los violentos. Y ellos estarán tras las rejas. Soñar no cuesta nada, ¿no? Mientras tanto, el sueño se convierte en pesadilla. Y los que tienen que tomar las decisiones fuertes miran para otro lado. Ignoran a la gente, la misma que los eligió para que los representen. Dirigentes, políticos, organismos de seguridad… todos son culpables. Todos nosotros, los verdaderos hinchas, en algún punto somos culpables. Mientras tanto, observamos con desazón cómo otro gajo más de la redonda se ha manchado con sangre. Que sea la última vez. Por mí y por vos. Por los míos y por los tuyos.

Lo pedimos ahora. Y lo pediremos siempre: ¡Basta de violencia en el fútbol argentino!

viernes, 25 de mayo de 2012

Maxi Velázquez: “No comparto las declaraciones de Russo”

Palabra autorizada. Maxi Velázquez es uno de los máximos referentes del plantel de Lanús.

La continuidad de Gabriel Schurrer al frente del equipo es sin ninguna duda el tema del momento en Lanús. Es el hitazo del verano. O, mejor dicho, el del otoño. Todos en esta parte del Sur del Gran Buenos Aires hablan de esos crueles pero entendibles diez puntos que separan a Chucho de la renovación de su contrato. A tal punto que las noticias estrictamente futbolísticas han quedado momentáneamente al margen. Tampoco hay dudas de que las declaraciones de Nicolás Russo sobre el futuro del entrenador han calado hondo en el ánimo del cuerpo técnico y, sobre todo, del plantel. Para ser más precisos, las duras palabras del directivo generaron una elocuente mueca de fastidio en cada uno de los protagonistas involucrados.

El que primero salió al cruce del presidente fue el propio Schurrer, quien le retrucó: “En un principio Russo dijo que se conformaba con sacar 25 puntos, una suma que yo no comparto porque me parece corta. Por supuesto que hay que tratar de llegar a los 30, a eso apuntamos”. Y esta tarde, quien aportó su punto de vista fue Maximiliano Velázquez. “Salir a hablar en este momento es algo que no suma y que yo no comparto para nada. Son opiniones y las respeto, pero no las comparto. Nada más. No lo digo para crear ningún problema ni nada por el estilo”, se lamentó el lateral. Y enseguida reconoció: “Quedarse afuera de la Libertadores fue un golpe difícil, pero somos profesionales y tenemos que saber cómo sacar adelante esta situación. Nos quedan cuatro fechas y nos jugamos muchas cosas, ya que si uno subestima esos puntos después los puede lamentar”.

Sin dejar de lado esa serenidad que siempre lo ha caracterizado, Maxi desmintió la publicación del Diario Olé en la que se hace mención a una supuesta reunión entre los referentes del plantel y Schurrer. “No hubo ninguna pelea ni discusiones. No creen conflictos porque acá no hay. Nuestro grupo es fantástico y estamos todos muy unidos”, aclaró con semblante sugestivo. Y concluyó: “Los rumores negativos no suman para nada. Es todo mentira. Me parece que se creó un quilombito donde no lo había”. En medio de tanta incertidumbre, la única certeza es que de conseguir una victoria en el partido de mañana ante All Boys el altercado entre ambas partes quedará en el olvido. Al menos hasta que una nueva derrota vuelva a tirar más leña a un fuego que, a esta altura, parece incontrolable.

martes, 22 de mayo de 2012

Knockout técnico

En el ojo de la tormenta. Schurrer, más cuestionado que nunca.

En el fútbol moderno, sobre todo en el argentino, las diferencias entre un equipo y otro pueden definir un partido. Grandes, medianas, pequeñas… no importan sus tamaños; al fin y al cabo son determinantes al momento de inclinar la balanza hacia un lado o hacia el otro. No siempre es una cuestión de azar. Por ejemplo: hay diferencias entre un equipo que sabe a lo que juega y otro que deambula por la cancha; entre uno que persigue un objetivo claro y otro que tiene la intención de aferrarse a ése, desatinado él, que le permitirá justificar una campaña que, desde el vamos y más allá de cómo finalice, es pésima. Porque para alcanzar una meta se tiene que estar convencido de ella. Y ese no es el caso de este Lanús, que cada semana cambia sus objetivos de acuerdo a su conveniencia. Y así le va: sufre con rivales que son inferiores en cuanto a materia prima, pero que lo superan notoriamente porque conocen las limitaciones propias y las ajenas.

Sino pregúntenle a este Arsenal, que anoche necesitó sólo un poco de inteligencia y de efectividad para asestarle un golpe de knockout a Lanús y justificar así su mote de candidato a pelear el Clausura. Efectividad que encontró de la mano de Aguirre, Zelaya y Ortiz, y la cuota de inteligencia que aportó el colombiano Carbonero, una verdadera pesadilla para la defensa y, sobre todo, para Balbi, quien no le ganó una vez en el mano a mano. Pero no fue todo mérito del dueño de casa, ya que el equipo de Schurrer hizo lo propio. Casi todo mal, pero lo hizo. Ni siquiera tuvo la astucia para aprovechar el penal (inexistente) que Regueiro cambió por gol. Si hasta Pavone tuvo una noche que querrá olvidar rápidamente… Para mal de males, las opciones que aguardan su oportunidad en el banco de suplentes no ofrecen nada distinto; no aportan frescura, claridad ni cambio de ritmo. Al contrario: se amontonan en los últimos metros y generan más desorden. La responsabilidad no es sólo de los intérpretes, claro está; ya que en realidad hacen lo posible para plasmar la idea de un conductor cada vez más cuestionado por sus actitudes dentro y fuera de la cancha.

Lo único que amparaba hasta ahora al entrenador granate era la correcta actuación en la Copa Libertadores. Sin embargo, la frustrada eliminación con Vasco da Gama aniquiló el sueño y la cruda realidad quedó al descubierto. “Tendrá que redondear una campaña de 30 puntos para que nos sentemos a hablar sobre su renovación”, disparó la semana pasada el presidente Nicolás Russo. Lo concreto es que a Chucho se le escapó una buena posibilidad para acortar la distancia (de diez unidades) que lo separa de su próximo recibo de sueldo y que lo acerca cada vez más a la rescisión de su contrato. Y todo por esta deslucida campaña, que comenzó con la ilusión de la triple competencia y que terminará –en el mejor de los casos- con un ciclo cumplido. Es que, ya sea por knockout técnico o por puntos, Schurrer sabe que estará pronto fuera de combate.

lunes, 21 de mayo de 2012

Visita de riesgo para ratificar la levantada

En racha. Lanús ha obtenido 13 de los últimos 15 puntos en juego.

Con el único objetivo de alcanzar los 30 puntos para redondear una campaña correcta desde lo numérico pero insuficiente en cuanto al rendimiento, Lanús visitará esta tarde, a partir de las 19.10, al siempre complicado Arsenal. Visita de altísimo riesgo si las hay. Sobre todo si se tiene en cuenta que el conjunto dueño de casa está obligado a ganar para no perderle pisada a Boca.

Ya sin la necesidad de resguardar piezas importantes para afrontar la doble competencia, Gabriel Schurrer pondrá lo mejor de lo mejor para ir a Sarandí en busca de una victoria que ubique a su equipo en una posición mucho más expectante y acorde a su potencial. Y aunque la distancia que lo separa del único líder, el Boca de Falcioni, parezca inalcanzable (9 unidades), en el Sur del Gran Buenos Aires aún mantienen la ilusión de llegar a la última fecha con posibilidades de ser protagonistas y -a la vez- jueces en el epílogo del Clausura.

Con relación a la alineación que se impuso ante Banfield, Chucho Schurrer realizará sólo una variante. Obligada, por cierto: el ingreso de Luciano Balbi por el suspendido Maxi Velázquez. Pero eso no es todo. Además, el entrenador del Granate aún no definió al acompañante de Matías Fritzler en la contención: Eduardo Ledesma o Guido Pizarro ocuparán ese lugar. El equipo, entonces, irá con Marchesín; Araujo, Goltz, Braghieri, Balbi; Fritzler, Ledesma (o Pizarro); Valeri, Camoranesi, Regueiro; y Pavone.

Por su parte, Gustavo Alfaro repetirá el equipo que viene de golear a San Martín de San Juan. Es decir, Cristian Campestrini; Hugo Martín Nervo, Lisandro López, Guillermo Burdisso, Damián Pérez; Carlos Carbonero, Jorge Ortíz, Ivan Marcone, Nicolás Aguirre; Darío Benedetto y Emilio Zelaya.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Carlos Araujo: "Con este equipo voy a la guerra"

Pieza clave. Araujo es uno de los jugadores más regulares de Lanús en el semestre.

A Carlos Araujo no le vengan con eso de tomar aspirinetas para calmar grandes dolores. Es que al lateral derecho, uno de los jugadores más regulares de Lanús en lo que va del año, aún le perdura el dolor por la eliminación ante Vasco da Gama. Sí, a pesar de la victoria obtenida en el Clásico del Sur ante Banfield, la desazón del Pipi todavía subsiste y es alimentada por uno de los recuerdos más tristes del semestre. “La gente se merecía una alegría como la del domingo, pero igualmente estamos muy dolidos por habernos quedado afuera de la Libertadores, ya que hicimos un esfuerzo muy grande y parecía que lo teníamos controlado. Perder por penales nos lastimó demasiado, pero por suerte tuvimos revancha”, reconoció Araujo en diálogo exclusivo con Lanús Deportivo.

En un abrir y cerrar de ojos, el equipo de Gabriel Schurrer pasó de ganar cómodamente ante Banfield a sufrir con exceso en el epílogo del partido. Sin embargo, para el defensor oriundo de Rafaela el triunfo nunca corrió peligro. “En ningún momento se me pasó por la cabeza que nos podían empatar, ya que nosotros controlamos el juego los 90 minutos. Lamentablemente nos quedamos sin respuesta física. Pavone y Braghieri estuvieron en duda hasta último momento, mientras que yo estuve con una molestia en el aductor”, reveló. Y sin cassette, agregó: “Creo que si nosotros hubiéramos estado bien físicamente el resultado hubiese sido mucho más abultado…”.

Luego de la eliminación en la Copa, el conjunto granate deberá aguardar hasta el próximo semestre para volver a perseguir objetivos importantes. ¿O acaso habrá alguna posibilidad de pelear el torneo Clausura hasta su finalización? “En el fútbol argentino no se sabe nunca qué puede pasar; quién te dice que llegamos a la última fecha con chances... Hay que jugar cada partido como si fuese una final”, se entusiasmó el Pipi Araujo. Y cerró con un mensaje muchísimo más esperanzador: “Con este plantel voy a la guerra… Voy a jugar cualquier torneo internacional. Si nosotros estamos bien de la cabeza le podemos ganar a quien sea.

lunes, 14 de mayo de 2012

La fiesta fue toda Granate

Por acá no. Braghieri corta el avance de Chávez; el defensor anotó el primer gol de Lanús.


En un partido emotivo y de alta intensidad, Lanús derrotó por 2 a 1 a Banfield y se quedó por segunda vez consecutiva con el Clásico del Sur. Diego Braghieri y Mariano Pavone pusieron rápidamente en ventaja al equipo de Gabriel Schurrer, en tanto que Facundo Ferreyra achicó la diferencia cerca del final del encuentro.

Cuando los hinchas de ambas parcialidades aún se estaban acomodando en sus respectivos lugares, Braghieri se elevó más que todos, incluso que sus propios compañeros, para cabecear un centro perfecto de Diego Valeri y poner en ventaja a Lanús. Fue un golpe de nocaut para el conjunto dirigido por Eduardo Acevedo, que hasta ese momento había ejercido una presión asfixiante sobre la salida rival.

La jugada que enarbolaron minutos más tarde Eduardo Ledesma y Valeri se merece un párrafo aparte; sobre todo por la excelente definición de Mariano Pavone. Indescriptible. El Tanque ratificó su gran presente con una hermosa vaselina sobre la humanidad de un -sí, como en todos los clásicos- quejoso Cristian Lucchetti. Un gol de otro partido. Calidad en estado puro.

Con la merecida ventaja de dos goles a su merced, el Granate cambió sus planes y le cedió (¿inconscientemente?) la iniciativa al Taladro, que pecó de impreciso y que inquietó poco el arco defendido por un Agustín Marchesín cada vez más afianzado. Así, con la astucia y la jerarquía de uno más los nervios y la intranquilidad del otro, el primer tiempo llegó a su término con la sensación de que Lanús estaba ante la posibilidad de tomarse revancha de una goleada en contra sufrida en tiempos de algarabía.

Pero eso no sucedió. Los de Chucho Schurrer salieron dormidos al complemento y lo pagaron muy caro. De hecho, Lanús tuvo que dejar de lado los zapatitos blancos y ponerse el overol para defender con uñas y dientes -sobre todo con dientes- los atolondrados avances de Banfield, que creció notablemente con el ingreso de Jorge Achucarro. Para colmo, la -hasta el final del partido inexplicable- salida de Mariano Pavone incrementó la confianza de la visita, que saturó el campo de juego con delanteros y pasó a defenderse con una línea de tres.

De manera incomprensible, el Granate se metió peligrosamente atrás y le facilitó a su rival el gol del descuento: Toledo desbordó sin dificultades por la derecha y envió un centro que encontró bien parado a Ferreyra para ajusticiar a Marchesín. Así, Banfield se puso a tiro inmerecidamente. Y de no haber sido por la fiereza de algunos jugadores locales, como Matías Fritzler y Paolo Goltz, el desenlace del clásico pudo haber sido otro. Pero la fiesta ya había empezado afuera. Y se extendió por muchas horas más...