Matías
Donato es la nueva promesa de las Inferiores de Lanús. Es delantero y juega en la Novena. Lo apodan Tanque y no
se cansa de hacer goles.
Goleador. El juvenil lleva convertidos 20 tantos en 18 partidos del torneo de Inferiores de AFA. |
Es la nueva piedra preciosa
de la inagotable cantera de Lanús. Todavía es una joya que no está del todo pulida,
pero es algo lógico porque escribe sus primeras páginas como jugador amateur.
De todas maneras, se las arregla para brillar con su luz propia y para deslumbrar
cada sábado con su capacidad goleadora. Matías Donato es un nombre que empieza
a salirse del libreto por sus actuaciones descollantes en la Novena División que dirige
Guillermo Alonso, El Beto. Es delantero de área y el capitán de su categoría. Y
los que lo observan cada fin de semana dentro del campo de juego dicen que es
un crack, a pesar de tener tan sólo 14 años.
Como dice un popular adagio,
los números no mienten. Y si a ellos hay que remitirse, los que lo tildaron de
promesa no están tan equivocados: en 18 partidos disputados hasta el cierre de
esta edición (trece encuentros de la Etapa Clasificatoria
del Torneo de Juveniles y cinco de la Copa Campeonato ) convirtió ¡20
goles! Una cifra que estremece. Pero no es solamente esta valiosa cantidad la
que entusiasma a los que recorren diariamente la pensión y los vestuarios de
Fútbol Amateur. Además les sorprende la personalidad con la que se maneja
dentro y fuera de la cancha. Gracias a eso, Donato también se ganó el rótulo de
referente.
“Empecé
a jugar desde muy chico al baby fútbol en el Club Villegas, en la
Liga ADILA. Llegué a Lanús a través del
Mundialito que se juega todos los años. Me vieron y me dijeron que viniera a
probarme. Y quedé. Eso fue en 2007” , cuenta el
Tanque, como lo apodan sus compañeros. Y explica el origen del sobrenombre: “Me lo puso un técnico que tenía en Villegas
por mi físico, la potencia y la manera que tengo de jugar”.
A pesar de las mieles que
endulzan sus días de deportista, el pibe no se la cree ni un poco. Entra y sale
del vestuario con su bolsito, como si fuera uno más. Saluda y lo saludan. Y
habla con una naturalidad envidiable. “Soy
centrodelantero, nueve, nueve… Y goleador. A veces me tiro por la derecha. Soy
diestro, pero también me animo a pegarle con la zurda”, reconoce Donato. Y
continúa: “Hago muchos goles de cabeza y
tengo potencia para pegarle desde afuera del área. Tengo buen salto, buen
cabezazo y un correcto movimiento de cuello”.
-¿Te
costó mucho el cambio de Infantiles a Amateur? -No, para mí es lo mismo. Se
me complicó mucho más adaptarme a la cancha de once, sobre todo al principio
porque estaba acostumbrado al baby. Después ya me acoplé sin problemas.
-¿La
cinta de capitán la pediste vos? -No, fue algo que se dio así
con el tiempo. También el entrenador y mis compañeros me eligieron como
capitán. Gracias a Dios la responsabilidad me tocó a mí. Generalmente antes de
cada partido arengo al equipo, les digo a mis compañeros “muchachos, hay que
hacer esto”. Y los aliento. A mí no me importa quién hace el gol porque lo
único que me interesa es ganar. Que lo haga cualquiera, hasta el arquero, ja.
-¿A
qué jugador de tu puesto admiras o tratas de imitar? -Me gusta mucho (Gonzalo)
Higuaín porque es un nueve de área que está siempre bien metido y donde está la
pelota. No da ninguna por perdida, y eso me encanta.
-¿A
dónde te gustaría llegar? ¿Cuál es tu sueño en el fútbol? -Recién estoy en Novena, pero
aspiro a llegar a Primera y ser campeón acá. No tengo que bajar nunca los
brazos y seguir como hasta ahora. No hay que creérsela, eso es lo fundamental.
Los técnicos se me arriman y me dicen que me tranquilice, que no tenga
ansiedad. Me aconsejan que cuando tenga la pelota no me apure a definir.
A Matías le encanta el
fútbol, y dice que la pelota lo vuelve loco. A pesar de ese fanatismo, asegura
que no tiene problemas en el colegio. Y se lamenta de no tener tiempo para
jugar a la play. En su casa, muy cercana a La Fortaleza que lo desvela
con sus sueños de Primera, también respiran fútbol las 24 horas. “Mi vieja viene siempre a verme, pero mi
viejo no viene tanto porque dirige del otro lado…”, balbucea Donato. Y sin
que nadie la pida una explicación, sonríe de pícaro y aclara: “Mi papá dirige la Séptima de Banfield. Me
quiso llevar para allá, pero le dije que no, que no había manera porque soy
hincha de Lanús”. Con definiciones como esta, el peligro de gol será constante.
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