Aguantó el peso. Silva recibe la felicitación de Acosta y de medio Lanús tras su segundo gol. |
Ni
el más osado de los guionistas hubiera pensado que Santiago Silva debutaría en
Lanús con una actuación para el mejor archivo. No era una cuestión de ser
creativo o de imaginarlo, sino de atreverse a suponer que ese mismo
centrodelantero que hace diez días se entrenaba con la Reserva de Boca se
destaparía de semejante manera. Pero el Tanque esbozó y dirigió su
propia película, esa que de a poco ilusiona a los hinchas del club del Sur del
Gran Buenos Aires.
Entusiasmo
es lo que le sobra a Silva. Lo dejó claro en su presentación oficial, cuando
advirtió que si está con confianza y con la seguridad del entrenador, rinde. Y
así fue. Porque Guillermo Barros Schelotto se la jugó por el nueve que
tanto deseaba: lo pidió hasta el cansancio durante todo el mercado de
pases; y cuando lo tuvo, apenas un par de entrenamientos le bastaron para
convencerse de que tenía que ser titular ante Belgrano. ¿Cuál fue el resultado
de la apuesta? Un arranque prometedor, con dos goles y una victoria trabajada,
pero que entusiasma.
Optimismo
es lo que exhibió el Tanque en
su primera presentación con la camiseta de Lanús. Lo justificó en el primer
gol: más allá del error de Juan Carlos Olave, el uruguayo estaba donde tenía
que estar en el momento indicado para empujar la pelota adentro del arco. El
festejo, de cara a esa tribuna que en otras oportunidades castigó con la
camiseta de Banfield, fue a puro desahogo.
“Hace
una semana ni me hubiera imaginado que tendría un debut así. Tuve la suerte de
encontrar el primer gol, que no fue tan lindo, pero que sirvió para soltarnos
un poco más”, manifestó Silva. Y agregó: “Es fácil la adaptación cuando un
equipo trata de jugar al fútbol y ya lo tiene asimilado. Es más sencillo entrar
y hacer las cosas simples. Creo que nosotros nos acoplamos al grupo y no ellos
a nosotros”.
El
segundo tanto, con la cara interna del pie derecho, fue la clara muestra de que es
el jugador ideal para darle al equipo del Mellizo ese salto
de calidad que no halló en Ismael Blanco y en otros tantos intentos fallidos.
“Tenía pensado lo que iba a hacer, pero nunca imaginé que la pelota entraría
cómo entró, al ángulo. Uno intenta y patea. Fue un lindo gol”, explicó mientras
trataba de contener una gran sonrisa. Esa notable definición le valió los
aplausos de la gente y una tenue ovación al grito de ¡U-ru-gua-yo, U-ru-gua-yo!
Silva
tiene la jerarquía que necesita Lanús para dejar de insinuar y concretar -de
una buena vez- esa tercera estrella que desvela a toda una ciudad. Y aunque él
también se mostró ilusionado, trató de bajar un poco los decibeles. “Ojalá
seamos campeones. Esto recién comienza y estamos muy motivados. Es un primer
escalón de tantos que habrá. Aunque se jugó bien y fue holgado el marcador, no
hay que confundirse”, consideró.
Así,
Lanús parece haber encontrado el protagonista que le hacía falta para ser aún
más protagonista. Es ese intérprete que brilla con luz propia y que puede
sorprender en cualquier momento con una definición de película.
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