Araujo está inquieto por no saber qué será de su
futuro a partir de 2016, ya que su contrato con Lanús se vencerá, al igual que
el de Velázquez, en diciembre. “No depende de mí, hasta ahora nadie habló
conmigo. Me gustaría, a lo sumo la semana que viene, conocer qué tienen en
mente”, reclamó el lateral derecho.
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Un título. Es lo que cosechó Araujo en su estadía en el Grana: la Copa Sudamericana 2013. |
Si bien la reciente unidad
de las agrupaciones políticas trajo cierto alivio en Lanús, todavía hay
algunas cuestiones que empezarán a traer dolores de cabeza en tanto sigan sin
resolverse. Una de ellas tiene que ver con la continuidad (o no) de
los vínculos que caducarán en diciembre: para citar un ejemplo, el de Carlos
Araujo, quien -mientras se prepara para jugar el lunes la semifinal de la
Liguilla Pre-Copa Sudamericana contra Newell’s- esta mañana se manifestó
molesto por no tener clara su situación contractual.
“Son días de mucha
incertidumbre con respecto a mi futuro. Espero seguir, pero no depende de mí.
Ni siquiera pregunté si ya están en condiciones porque supongo que se debe
estar acomodando todo (lo político). Mi representante se encargará de dialogar
con los dirigentes, pero hasta ahora nadie lo hizo conmigo”, dijo -con un
fastidio indisimulable- Pipi. Y se explayó: “Es muy difícil predecir algo
porque hay un cambio en la dirigencia y tampoco se sabe si continuará
el técnico. No sé qué tendrán en la cabeza los dirigentes. Me
gustaría, a lo sumo la semana que viene, saber qué tienen en mente”.
“Trato de ser lo más
profesional posible hasta el último día de mi contrato. Estoy tranquilo y ojalá
siga acá, de lo contrario tendremos que conseguir algo. Dios dirá, hay que
esperar”.
A diferencia de Maxi
Velázquez, el otro referente del plantel cuyo contrato también se vencerá a fin
de año, Araujo pasó de ser una pieza indispensable de la defensa a
perder el puesto. De hecho salió en el entretiempo del partido ante
Boca en San Juan por la semi de la Copa Argentina y no recuperó nunca más su
lugar. “Son decisiones del DT y hay que respetarlas porque hay un grupo muy
sano. No estoy acostumbrado a estar en el banco y me molesta. Si a uno no le
molestara no tendría que jugar al fútbol. Desde el lado que me toque a mí
siempre apoyaré y desearé lo mejor”, reconoció el lateral mendocino de 33 años.
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