Armando
González, titular en la última excursión de Lanús a La Paz en la Conmebol del 96, contó los
secretos para sobreponerse a la famosa altura. “Hacés un pique y te ahogás. Hay
que hacer todo lento”, reveló. Y agregó: “No hay que volverse locos sino
esperar el momento”.
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Su experiencia en la altura. "Hacés un pique y te ahogás", relató La Urraca González. |
Jugar
en la altura de La Paz ,
frente a Bolívar y en un duelo decisivo no es algo inédito para Lanús. El
miércoles 11 de septiembre de 1996, el Granate visitó el Estadio
Hernando Siles para afrontar la ida de la Primera Ronda de la Conmebol , esa copa
que alzaría meses más tarde en el Campín de Bogotá. Y Armando González, capitán
de aquel plantel de Héctor Cúper, recuerda mucho más que la derrota 1-0 ante el
conjunto paceño: también se agita al rememorar que jugó a más de 3600 metros sobre el
nivel del mar.
“Al
llegar, hace mucho calor y sentís que te falta el aire. Hacés un pique
y te ahogás. Por suerte yo fui uno de los que más aguantó. No me pasó
nada raro. Todo pasa por la mente; una vez que entrás a la cancha te
olvidás de todo”, reconoció La
Urraca en la previa del compromiso del jueves ante Bolívar,
por la vuelta de los cuartos de final de la Libertadores. Y en
diálogo con Lanús Deportivo Radio (AM 1300), el ídolo se explayó
sobre su experiencia en la temible altura: “Hay muchos chicos alrededor del
campo que te dan la pelota rápido para impedir que te recuperes. Hay que hacer
todo lento: saques de arco, laterales… Lo mismo que hicieron ellos acá”.
Será
un partido trascendental para el grupo de Guillermo Barros Schelotto. Aunque el
Mellizo no lo haya declarado, Lanús arriesga su gran sueño en 90
minutos que serán eternos. Y más allá de que ese tanto agónico de
William Ferreira complicó un poco la clasificación, el histórico lateral
izquierdo del club se manifestó motivado. “Si nosotros estamos bien parados
vamos a ganar. Hay que parar un equipo corto y tratar de atacar con dos o tres
jugadores. Será fundamental convertir un gol lo más rápido posible”, explicó ex
futbolista. Y ahondó: “Si lo emboca (sic) será todo más simple porque se van a
desesperar. No hay que volverse locos sino esperar el momento. No hay
que perdonarles la vida: si hay una chance, debe ser gol”.
La
confianza que transmite Armando González es la de un referente amado y
respetado por todos los que forman parte del Mundo granate. Él se siente parte
de este relato fantástico que Guillermo Barros Schelotto y sus jugadores siguen
escribiendo. Y quiere que el final vuelva a ser feliz; desea que llegue
ese tan anhelado ‘vivieron felices por siempre’. La Urraca espera que el
Granate vuele sin turbulencias en la altura de La Paz y que, sobre todo, salga
airoso. “Tienen que estar unidos y alentarse. Y dejar todo. Tengo mucha fe y
creo que vamos pasar”, concluyó.
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