martes, 10 de marzo de 2015

Q.E.P.D el 4-3-3

Hay que hacer el duelo ya, lo antes posible, aunque no sea tan sencillo. Así es la vida, ¿o no? Las etapas se cumplen y las páginas se tienen que dar vuelta a tiempo para no estancarse en un mismo lugar. Lo concreto es que el 4-3-3, ese esquema que tantas satisfacciones le dio a Lanús desde la llegada de los Barros Schelotto, murió. Se venció. No sirve. Está obsoleto. Le guste a quien le guste. O no.

Cabizbajo. Así anda Lanús.
Permanecerá para siempre en el recuerdo por esas alegrías repetidas que les trajo a los Granates, incluida la Copa Sudamericana 2013. Fue un sello en la era de los mellizos, pero la actualidad denota que es el momento de cambiar, ya que dejó de ser lo que fue. El 4-3-3 ni siquiera agoniza: su espíritu deambula desde hace rato por los rincones de una Fortaleza que hasta hace poco vibraba al rimo de su estilo vertiginoso, pero que hoy es testigo de reproches que rebotan contra el cemento.


A cambiar esto entonces, Guillermo. Hay piezas para ensamblar y armar algo mejor, más vistoso; que sea fuerte abajo, equilibrado en el medio y picante arriba. Pero a no encapricharse, ya que sabemos en qué destino culmina la obstinación. En la lona. Todavía se está a tiempo. Por respeto a lo que fue y a todo lo que le dio a Lanús, entiérrenlo de una vez por todas y hagan el duelo pronto. ¿O acaso no lo ven? ¡El 4-3-3 se murió! Que en paz descanse. La primera corona de flores la pago yo. Y a otra cosa.

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