martes, 6 de noviembre de 2012

¡Qué lindo que es soñar, Lanús!

Venga ese abrazo. Vizcarrondo festeja con Goltz y Romero recibe el saludo de Ayala.

Tal vez no le alcance para salir campeón, pero algo es seguro: Guillermo Barros Schelotto logró eso que era impensado, inesperado, sorpresivo. Contra todos los pronósticos que auguraban una etapa incierta y sombría, el mellizo le dio a Lanús la identidad que necesitaba. Y eso que este plantel difiere demasiado del que tuvo Gabriel Schurrer en el primer semestre del 2012. Se recuerda a Mariano Pavone, Mauro Camoranesi y Diego Braghieri; y el exiguo aporte de Teo Gutiérrez para la ansiada Copa Libertadores que no fue. Con materia prima de menor calidad, GBS elaboró un producto de primer nivel. Le sacó litros de jugo a una diminuta (pero dulce) aceituna. Multiplicó los panes. Y dejó rechonchos a los hinchas granates que se fueron del Libertadores de América con un entusiasmo grande como la Fortaleza.

Se vienen dos compromisos en condición de local y ante rivales que llegarán golpeadísimos, como Tigre y San Martín de San Juan. Después será el turno de la calurosa Córdoba y de una visita de riesgo al peligroso Belgrano del Ruso Zielinski, la revelación del Torneo Inicial. Un empate no vendría mal. La recta final comenzará en Arias y Guidi y continuará en Núñez para terminar finalmente en la tierra sagrada. Estudiantes, River y San Lorenzo, en ese orden. La línea que separa el horror show del cuento de hadas es tan delgada, pero tan delgada, que desde lejos no se ve. Pase lo que pase, sea cual sea el desenlace de esta historia, Guillermo Barros Schelotto hizo una tarea notable y que merece un digno reconocimiento. Queda hilo en el carretel para seguir tejiendo esta ilusión. Y para soñar despiertos. Hagámoslo. Total es gratis.

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