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Racha positiva. Desde que llegó De Felippe, Independiente mejoró en todos los sentidos. |
Se
respira otro clima en cada rincón del Libertadores de América. De a
poco, con el correr de los partidos, Independiente salió de ese
infierno para nada encantador que lo mantenía aturdido, sin
reacción. Y eso se lo debe al trabajo de Omar De Felippe: desde
que éste tomó la conducción del equipo, el club de Avellaneda tuvo
un cambio radical, tanto en lo futbolístico como en lo anímico.
Así, Independiente trepa posiciones y se acerca cada vez más al
lugar que tanto anhela.
"Hicimos
un encuentro bárbaro. Mientras tengamos la pelota no vamos a
sufrir. No hay que buscar culpas en la defensa o en el medio: esto es
un todo. Si no estamos armoniosos podemos quedar mal parados",
explicó el técnico luego de la victoria frente a Crucero del Norte.
Y lejos de conformarse con la correcta actuación del equipo,
admitió: "Hay un buen plantel, pero tenemos que encontrar el
rendimiento. Me encantaría llegar al área rival con siete o más
jugadores, pero para eso se necesita tiempo. Y mucho trabajo".
No
se equivoca el entrenador cuando pide paciencia. Es que a pesar de
este buen presente que atraviesa Independiente, siempre hay lugar
para el reproche. "Nos cuesta cerrar los resultados porque no hacemos los goles. Quizá sea algo psicológico. A veces vamos
y el equipo queda partido. Y en esta categoría, si no convertís te
viene el vuelto", reflexionó De Felippe. Y agregó:
"Tratamos de juntar a los que más saben para que marquen la
diferencia. Hay que depender de un todo y no de dos o tres".
El
mensaje que trató de bajar De Felippe en la conferencia fue claro:
su deseo es que la gente no se impaciente tanto con los jugadores
cuando toman decisiones equivocadas. "Noto que alrededor
de ellos hay una ansiedad muy grande. Si se tranquilizan, darán
mucho más. Estoy seguro", auguró.
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