lunes, 7 de octubre de 2013

Banderazo, apoyo de los hinchas y nada de barras

Miles. Los hinchas de Boca se acercaron a la puerta del Hotel Madero a alentar a sus jugadores.

Ante la imposibilidad de concurrir al Monumental, los hinchas de Boca asistieron al lugar donde se concentra el plantel de Carlos Bianchi para brindar su apoyo a través de un banderazo. La consigna era clara: concurrir a la puerta del Hotel Madero y armar una fiesta que sacudiera el estado de ánimo de los jugadores antes de enfrentarse al rival de toda la vida. Había que armar una fiesta, con mucho colorido, muy estruendosa y que llamara la atención. Y lo lograron.

La tranquilidad que reina habitualmente en el cruce de Rosario Vera Peñaloza y Juana Manso, en Puerto Madero, se sacudió con esos grupos de boquenses que se adueñaron del pavimento, las veredas y las plazoletas. En cuestión de minutos, los cientos se convirtieron en miles. Con indumentaria deportiva, banderas, bombos, trompetas, tirantes, pasacalles y pirotecnia, éstos captaron el protagonismo que querían.

Para que la situación no se fuera de las manos, se montó un intenso operativo de seguridad con efectivos de la Policía Federal y de Prefectura. A las 15.30, cuando Juan Román Riquelme y Sánchez Miño se asomaron al balcón de una de las habitaciones para saludar, había más de tres mil hinchas. La Doce no se hizo presente.

Lo curioso fue la partida del micro rumbo al estadio: mientras las fuerzas de seguridad abrían paso, entre 15 y 20 hinchas de Boca pertenecientes a las peñas del Oeste, que se movilizaban en dos colectivos escolares y en motos, frenaron la caravana para que no siguiera al micro. Así, la llegada del plantel al Monumental se produjo sin inconvenientes.

A pesar del miedo que existía frente a la posibilidad de que se produjera algún enfrentamiento entre las facciones de La Doce, o algún cruce con simpatizantes de River, el banderazo se desarrolló con normalidad.


Hubo algunas escaramuzas en el Monumental


Era algo que se temía y que se veía venir. La idea era que no concurrieran los visitantes, pero algunos hinchas de Boca desafiaron las reglas y se infiltraron. Y no la pasaron para nada bien...

Cuando terminó el partido, hubo focos de conflicto en la tribuna Sívori Alta. Allí se vio cómo le pegaron a una persona entre varios. Y, también, en la platea Centenario media y la San Martín baja, donde otros zafaron porque en ese sector había efectivos policiales que impidieron que el hecho fuera realmente grave. El episodio se repitió cuando Emmanuel Gigliotti convirtió el único gol de la tarde en el Monumental.

Antes del encuentro, cuando se aproximaba el horario de inicio, alrededor de 30 simpatizantes de River se agolparon en los accesos del estadio y trataron de saltar los molinetes para ingresar sin entradas. Chocaron contra los empleados de seguridad privada y algunos lograron su cometido.

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