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Miles. Los hinchas de Boca se acercaron a la puerta del Hotel Madero a alentar a sus jugadores. |
Ante
la imposibilidad de concurrir al Monumental, los hinchas de
Boca asistieron al lugar donde se concentra el plantel de Carlos
Bianchi para brindar su apoyo a través de un banderazo. La consigna
era clara: concurrir a la puerta del Hotel Madero y armar una
fiesta que sacudiera el estado de ánimo de los jugadores antes
de enfrentarse al rival de toda la vida. Había que armar una fiesta,
con mucho colorido, muy estruendosa y que llamara la atención. Y lo
lograron.
La
tranquilidad que reina habitualmente en el cruce de Rosario Vera
Peñaloza y Juana Manso, en Puerto Madero, se sacudió con esos
grupos de boquenses que se adueñaron del pavimento, las veredas y
las plazoletas. En cuestión de minutos, los cientos se
convirtieron en miles. Con indumentaria deportiva, banderas,
bombos, trompetas, tirantes, pasacalles y pirotecnia, éstos captaron
el protagonismo que querían.
Para
que la situación no se fuera de las manos, se montó un intenso
operativo de seguridad con efectivos de la Policía Federal y de
Prefectura. A las 15.30, cuando Juan Román Riquelme y Sánchez
Miño se asomaron al balcón de una de las habitaciones para saludar,
había más de tres mil hinchas. La Doce no se hizo presente.
Lo
curioso fue la partida del micro rumbo al estadio: mientras las
fuerzas de seguridad abrían paso, entre 15 y 20 hinchas de Boca
pertenecientes a las peñas del Oeste, que se movilizaban en dos
colectivos escolares y en motos, frenaron la caravana para que no
siguiera al micro. Así, la llegada del plantel al Monumental
se produjo sin inconvenientes.
A
pesar del miedo que existía frente a la posibilidad de que se
produjera algún enfrentamiento entre las facciones de La Doce, o
algún cruce con simpatizantes de River, el banderazo se desarrolló
con normalidad.
Hubo
algunas escaramuzas en el Monumental
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Era
algo que se temía y que se veía venir. La idea era que no
concurrieran los visitantes, pero algunos hinchas de Boca desafiaron
las reglas y se infiltraron. Y no la pasaron para nada bien...
Cuando
terminó el partido, hubo focos de conflicto en la tribuna Sívori
Alta. Allí se vio cómo le pegaron a una persona entre varios. Y,
también, en la platea Centenario media y la San Martín baja, donde
otros zafaron porque en ese sector había efectivos policiales que
impidieron que el hecho fuera realmente grave. El episodio se repitió
cuando Emmanuel Gigliotti convirtió el único gol de la tarde en el
Monumental.
Antes
del encuentro, cuando se aproximaba el horario de inicio, alrededor
de 30 simpatizantes de River se agolparon en los accesos del estadio
y trataron de saltar los molinetes para ingresar sin entradas.
Chocaron contra los empleados de seguridad privada y algunos lograron
su cometido.
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