Con la
sinceridad que lo caracteriza, Diego González recordó su pasado con altibajos y
se mostró satisfecho por su presente. “Le voy a estar eternamente agradecido a
este cuerpo técnico por la confianza que me dieron. No se equivocaron”, dijo el
Pulpo, quien todavía está en los planes de Flamengo.
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Agradecido. El volante reconoce la confianza que le dieron los mellizos para mejorar su juego. |
Los
jugadores que declaran sin cassette son una especie en extinción, no sólo en el
fútbol argentino sino también en las principales ligas del mundo. Y Diego
González integra ese selecto grupo de privilegiados, más allá de que apelar
a la sinceridad, la mayoría de las veces, atrae problemas. Un ejemplo, muy
claro por cierto, fue el entusiasmo que exteriorizó el Pulpo ante la
posibilidad concreta de pasar a Boca. “Haría hasta lo imposible para
jugar ahí”, dijo el volante central, en vez de hacerse el desentendido ante
la pregunta. Y a la velocidad de un click, las críticas y los reproches de los
granates que se sintieron dolidos llegaron por doquier. A pesar del malestar
que generaron sus dichos, el volante no hace a un lado su naturalidad
para manifestar lo que siente en el momento.
“Uno
madura, analiza el fútbol y se da cuenta que nosotros somos fichas,
piezas. Sale uno y entra otro. Si no rendís… afuera. Seguro vamos a sentir
las salidas de Paolo Goltz y de Carlos Izquierdoz, pero ojalá que los que los
reemplacen lo hagan mejor”, aseguró el Pulpo, quien todavía sigue en la mira
del Flamengo de Brasil. Y se explayó: “Estábamos acostumbrados a ellos.
Sabíamos a dónde iban a ir a cabecear o cuándo iban a tirar un pelotazo. Espero
que nos cueste poco acomodarnos y que los que vengan se adapten rápido.
Igualmente no es nada del otro mundo”.
-En estos últimos días te sucedió algo que por ahí no imaginabas…
-Sí,
a ver… pasan cosas que uno siempre anhela desde muy chico: el sueño de hacer
las cosas bien, entrenarse en Inferiores, llegar a Primera y consolidarse. Creo
que tardé un poquito más de lo normal, pero al fin y al cabo llegó con
esfuerzo.
-Y
el presente de Lanús es fundamental para que cada uno rinda mejor, ¿cierto?
-Este
club hace las cosas muy bien y crece de manera grandísima cada día. No es una
sorpresa que hayamos conseguido un título sudamericano. Sí me sorprendería que
Lanús llegara a hacer lo del 99, 2000, cuando se estaba en otra parte de la
tabla y no se crecía como hoy. Sería medio ilógico. Estamos tranquilos y
felices de vivir esto. Sabemos que tenemos mucho por jugar gracias a los buenos
resultados de los últimos semestres.
-Da
la sensación de que más allá de los nombres, lo fundamental en estos dos años
fue la idea de Guillermo. ¿Es así?
-Creo
que soy el mejor ejemplo, me parece. No me hago a un costado de la realidad ni
de lo que pasé. Hoy estoy bien, pero no me olvido de cuando estaba mal. No
recuperaba la pelota y estaba malparado. Las cosas no me salían, daba los pases
mal. Es mucho mérito del cuerpo técnico. Esperemos que sigamos por la misma
senda y con las ganas de salir a ganar en cualquier lugar.
-¿Tuviste
que cambiar mucho de tu juego para moverte a un costado y no hacerlo en tu
posición habitual?
-Cuando
subí a Primera jugábamos con dos volantes centrales y por ahí no tenía la
recuperación que sí tenía al jugar de ‘5’ solo. Cuando el técnico me propuso
estar en esa posición, medio como que tenía un poco de temor. Venía de hacer un
semestre muy bueno cuando se fue Matías (Fritzler). Me sentía con muchísima
confianza. Cuando me cambió de posición me sentí medio raro porque era otra
responsabilidad: pisar el área rival y generar juego. Sumado a que a mí me
gusta correr, recuperar y tirarme al piso.
-Cuando
llegó Leandro Somoza dijiste que podían jugar los dos juntos tranquilamente…
-Y
es así. Yo quiero jugar y voy a hacer lo imposible. Siempre voy a dejar lo
mejor de mí. Le voy a estar eternamente agradecido a este cuerpo técnico por la
confianza que me dieron. No se equivocaron.
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