Este momento
dulce que Lanús atraviesa en el Torneo de Transición se asemeja a aquél de
la 13ª fecha del Apertura de 2007. En aquella oportunidad, el equipo dirigido
por Ramón Cabrero derrotó a Arsenal en Sarandí y se prendió a la pelea por el
campeonato, al igual que este conjunto de Guillermo Barros Schelotto que anoche
venció a Central en Rosario. A darle rienda suelta a la ilusión…
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Te persiguen, River. El Granate se impuso con autoridad en una cancha complicada y da pelea. |
Las
comparaciones son odiosas, es cierto. Y no sólo son así en el fútbol sino
también en cualquier otro aspecto de la vida diaria. A pesar de que la mayoría
de éstas son detestables, algunas -poquísimas- provocan sensaciones
maravillosas. La razón es simple: cuando se compara una determinada
situación con otra del pasado que dejó un gran recuerdo, la satisfacción brota
por los poros. Y el deseo de que ese momento se repita tal cual es tan
gigante que no cabe en el cuerpo. Es más, escapa de éste.
No
bien se consumó anoche la victoria de Lanús por 2-1 en su visita a Rosario
Central, hubo una imagen abstracta que se propagó raudamente en el
sentimiento colectivo granate. Este triunfo trabajado, sufrido, en casa
ajena, con la mitad del campeonato ya disputado y -sobre todo- con el equipo achicándole distancia
al puntero, trajo a la mente un partido que, vaya coincidencia,
ocurrió hace exactamente siete años. Fue durante el recordado Torneo
Apertura de 2007, en la 13ª fecha, en la que el conjunto que en ese entonces
dirigía Ramón Cabrero venció por 1-0
a Arsenal en Sarandí con gol de José ‘Pepe’ Sand.
Esa
victoria fue un punto de inflexión para Lanús, que durante la
primera parte de ese semestre había apuntado sus cañones a la disputa de la Copa Sudamericana
(fue eliminado en octavos de final ante Vasco da Gama). Con esos tres
puntos se metió de lleno en la pelea por la cima de la tabla, que Independiente
lideraba cómodamente desde los capítulos iniciales. Ahí fue cuando el
Granate se dio cuenta que estaba para mucho más. Hizo el famoso click.
Y a partir de ahí, la historia cambió: a la jornada siguiente, se impuso
contra San Martín de San Juan ante una Fortaleza colmada de hinchas. Agarró
la punta, y no la soltó nunca más.
Son
indeseables las comparaciones, vale la pena repetirlo. Pero es imposible no
trazar un paralelismo entre este equipo de Guillermo Barros Schelotto y aquél
que tocó el cielo con las manos el 2 de diciembre en La Bombonera : la
búsqueda del arco de enfrente como premisa esencial, el aporte goleador del
centrodelantero, el compromiso de todos para recuperar la pelota lo más rápido
posible y el equilibrio a partir de la línea de volantes. Y así se podría
continuar, con similitudes y diferencias que incrementarán la expectativa o le
pondrán un freno a la ilusión. Aunque con esta comparación, no tan odiosa, quién
osaría a no entusiasmarse…
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