lunes, 4 de mayo de 2015

Gol en contra

Todavía quedan algunos minutos, pocos, pero hay algo de resto. Sin embargo, parece que el asunto ya está cocinado desde hace un rato largo. Lanús pierde y va como puede en el tiempo de descuento para tratar de salvar la ropa. Lo hace por inercia, motivado por su orgullo. Adentro se busca por todos los medios, pero no se encuentra nada. Afuera Guillermo pega un grito para despertar a sus muchachos. Mueve las piezas de lugar. Saca una y pone otra. Aunque no hay reacción. Quizá se alcance el tanto del honor, pero no mucho más que eso. Ya es tarde. Muy tarde, amor.

La historia, por lo que se aprecia, está juzgada. Tristemente sentenciada. El Granate va camino a una derrota en un partido que empezó perdiendo con un gol en contra desde el vestuario. ¿Cuándo? En el último mercado de pases. Fue ahí cuando metió la pelota en su propio arco. Se regaló. Bajó el martillo y decidió que ésta sería su suerte. Vendió las joyas que quedaban en su estantería por muy buena plata y las reemplazó con bijouterie enchapada (y no tan barata). En algún pasaje del encuentro sorprendió con sus espejitos de colores, ilusionó a los suyos, pero no todo lo que brilla es oro. Claro que no.

Sigue en caída libre. El Granate volvió a perder, esta vez frente a Racing, y no levanta cabeza.

La suerte no coopera, es cierto, porque el tema de las lesiones es algo digno de una película de terror. Sin embargo, a ella hay que acompañarla con buenas decisiones. Y la conformación del plantel para este año, el del Centenario, fue un error compartido: entre los que deciden y el cuerpo técnico de los Barros Schelotto. Son igual de responsables. Es que más allá de los lesionados y de los que emigraron, nunca dio la sensación de que se haya armado un equipo para ir a recuperar alguna de las estrellas que se escaparon increíblemente en el 2014. Nunca.

Los resultados están a la vista. Como se escribió más arriba, el final de esta novela está escrito. Se empezó a escribir con ese mercado de pases indigno de un equipo con pretensiones de salir campeón. Le duela a quien le duela.  No parece que esto se pueda revertir al menos hasta el próximo receso, cuando se recupere el flaco Leto, al que habrá que rodear con refuerzos de jerarquía. Mientras se consume el tiempo de descuento, será cuestión de poner el pecho y de acompañar incondicionalmente. Por el momento, Lanús ya perdió. Y lo hizo con un gol en contra.

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