viernes, 31 de agosto de 2012

“Ganarme un lugar y salir campeón”

Junior Benítez, la última gran aparición de las Inferiores, le cuenta al Diario del Grana cómo es su vida cotidiana, cuáles sus objetivos en Lanús y revela su sueño de jugar en la Selección. 

Otros tiempos. Junior Benítez, cuando se desempeñaba en la Reserva.

Detrás de ese volante promisorio de técnica sobresaliente y de paso elegante se esconde un verdadero pibe de barrio. Oscar Benítez (19 años) no se pasea en un auto de alta gama ni tampoco vive en un amplio departamento en Puerto Madero o en Caballito. Junior, como lo conocen todos desde que era un purrete, pasó toda su infancia en Adrogué y conoce el rigor del transporte público. Un tanto alejado de las calles que lo vieron crecer junto con sus amigos, convive desde hace un tiempo en la zona céntrica de la Ciudad de Lanús con su mujer y su hija Mailén, de apenas dos años y medio.

“Me levanto todos los días a las 7.30, desayuno y me preparo las cosas para venir al club y entrenarme. Cuando vivía en mi barrio me tenía que tomar el colectivo 514 para ir hasta Adrogué y después viajaba en tren hasta la estación de Lanús. Y desde ahí me tomaba otro bondi hasta el polideportivo”, relata Oscar Benítez con esa tranquilidad tan característica de él. Y enseguida revela el origen de su peculiar sobrenombre: “El apodo Junior me lo puso mi viejo cuando era chico porque los dos tenemos el mismo nombre. Entonces me decían así para no confundirnos”.

Además de su devoción por el fútbol, Junior asegura que es fanático del rock pesado, sobre todo de Almafuerte, y que toca la guitarra. Pero se emociona más al admitir que el gran amor de su vida es su hija. “La tuve cuando era muy joven, pero me puse muy feliz. Cuando vuelvo todos los días del entrenamiento me recibe al grito de ‘papi, papi’, se me cuelga, me abraza y me besa”, se emociona. Y reconoce que nunca trabajó porque estuvo desde muy chico dedicado al deporte: “Empecé a jugar al baby a los cuatro años en el club San Martín, y luego pasé por Barrio Lindo, Alem y Pueyrredón. A Lanús llegué a los once años y pasé por todas las divisiones, tanto infantiles como juveniles, hasta llegar a la Primera.

Se debut profesional se produjo el pasado 6 de mayo, cuando el equipo dirigido en ese entonces por el cuestionado Gabriel Schurrer venció por 1 a 0 a Godoy Cruz en Mendoza con el gol de César Carranza. Oscar Benítez ingresó a los 26 minutos del segundo tiempo en reemplazo del uruguayo Mauricio Pereyra y no sólo desniveló por la banda izquierda sino que también contó con dos situaciones claras para convertir. Pero el nerviosismo y la mala puntería le jugaron una mala pasada.

- ¿Cómo viviste el debut en la máxima categoría con todo lo que eso significa?

- Recuerdo que la noche anterior me concentré junto con Gastón Díaz y no podía dormir de la ansiedad que tenía. Yo sabía que se me iba a presentar la oportunidad. Jugar en Primera es muy distinto a las Inferiores porque los movimientos son mucho más rápidos y hay bastante roce. Pero el cambio más notorio es la presencia de la gente. De todas maneras, fue como lo imaginaba. 

- ¿Qué repercusión tuvo tu debut en tu barrio?

- ¡Muchísima! Cuando regresé mi familia me estaba esperando en la puerta con banderas, ja… Algunas personas ya me reconocen cuando camino por la calle, pero por ahora ese tema viene tranquilo.

- ¿Cuál es el sueño que tenés en tu carrera?

- Mi primero objetivo es ganarme un lugar acá y ser titular. Más adelante me gustaría dar el salto a Europa, pero ahora apunto a ganar un campeonato con Lanús. Mi sueño es jugar con la Selección Nacional. Integré los planteles de la Sub 18 y la Sub 20 y hasta jugué un torneo importante en Bolivia, pero en su momento tuve un pellizco en el menisco de la rodilla derecha y estuve tres meses parado. Ahora estoy un poco alejado porque estoy en Primera, pero la posibilidad de ser convocado nuevamente está latente.

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