Detrás de ese volante promisorio
de técnica sobresaliente y de paso elegante se esconde un verdadero pibe de
barrio. Oscar Benítez (19 años) no se pasea en un auto de alta gama ni tampoco
vive en un amplio departamento en Puerto Madero o en Caballito. Junior, como lo
conocen todos desde que era un purrete, pasó toda su infancia en Adrogué y
conoce el rigor del transporte público. Un tanto alejado de las calles que lo
vieron crecer junto con sus amigos, convive desde hace un tiempo en la zona
céntrica de la Ciudad
de Lanús con su mujer y su hija Mailén, de apenas dos años y medio.
“Me
levanto todos los días a las 7.30, desayuno y me preparo las cosas para venir
al club y entrenarme. Cuando vivía en mi barrio me tenía que tomar el colectivo
514 para ir hasta Adrogué y después viajaba en tren hasta la estación de Lanús.
Y desde ahí me tomaba otro bondi hasta el polideportivo”, relata Oscar
Benítez con esa tranquilidad tan característica de él. Y enseguida revela el
origen de su peculiar sobrenombre: “El
apodo Junior me lo puso mi viejo cuando era chico porque los dos tenemos el
mismo nombre. Entonces me decían así para no confundirnos”.
Además de su devoción por el
fútbol, Junior asegura que es fanático del rock pesado, sobre todo de
Almafuerte, y que toca la guitarra. Pero se emociona más al admitir que el gran
amor de su vida es su hija. “La tuve
cuando era muy joven, pero me puse muy feliz. Cuando vuelvo todos los días del
entrenamiento me recibe al grito de ‘papi, papi’, se me cuelga, me abraza y me
besa”, se emociona. Y reconoce que nunca trabajó porque estuvo desde muy
chico dedicado al deporte: “Empecé a
jugar al baby a los cuatro años en el club San Martín, y luego pasé por Barrio
Lindo, Alem y Pueyrredón. A Lanús llegué a los once años y pasé por todas las
divisiones, tanto infantiles como juveniles, hasta llegar a la Primera ”.
Se debut profesional se
produjo el pasado 6 de mayo, cuando el equipo dirigido en ese entonces por el cuestionado
Gabriel Schurrer venció por 1 a
0 a Godoy
Cruz en Mendoza con el gol de César Carranza. Oscar Benítez ingresó a los 26
minutos del segundo tiempo en reemplazo del uruguayo Mauricio Pereyra y no sólo
desniveló por la banda izquierda sino que también contó con dos situaciones
claras para convertir. Pero el nerviosismo y la mala puntería le jugaron una
mala pasada.
-
¿Cómo viviste el debut en la máxima categoría con todo lo que eso significa?
- Recuerdo que la noche
anterior me concentré junto con Gastón Díaz y no podía dormir de la ansiedad
que tenía. Yo sabía que se me iba a presentar la oportunidad. Jugar en Primera
es muy distinto a las Inferiores porque los movimientos son mucho más rápidos y
hay bastante roce. Pero el cambio más notorio es la presencia de la gente. De
todas maneras, fue como lo imaginaba.
-
¿Qué repercusión tuvo tu debut en tu barrio?
- ¡Muchísima! Cuando regresé
mi familia me estaba esperando en la puerta con banderas, ja… Algunas personas
ya me reconocen cuando camino por la calle, pero por ahora ese tema viene
tranquilo.
-
¿Cuál es el sueño que tenés en tu carrera?
- Mi primero objetivo es
ganarme un lugar acá y ser titular. Más adelante me gustaría dar el salto a
Europa, pero ahora apunto a ganar un campeonato con Lanús. Mi sueño es jugar
con la Selección Nacional.
Integré los planteles de la Sub
18 y la Sub 20 y
hasta jugué un torneo importante en Bolivia, pero en su momento tuve un
pellizco en el menisco de la rodilla derecha y estuve tres meses parado. Ahora
estoy un poco alejado porque estoy en Primera, pero la posibilidad de ser
convocado nuevamente está latente.
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