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¿Qué hice para merecer esto? El delantero padeció una situación insólita en México. |
Su destacado paso por All Boys le había dado la oportunidad de salir del país por primera vez en su carrera para jugar en el extranjero. Mientras llenaba sus valijas con pertenencias personales y, sobre todo, con una inconmensurable dósis de entusiasmo, Mauro Matos nunca imaginó que sería víctima de un viaje de terror. El delantero tenía todo preparado para sumarse a San Luis Potosí, de México. Pero algo salió mal... Cuando bajó del avión e ingresó al aeropuerto azteca acompañado de su representante, Héctor Acevedo, fue detenido porque no tenía la visa y el contrato de trabajo. Entonces lo encerraron durante varias horas en una celda y, posteriormente, lo deportaron a Colombia.
“Vivimos
un momento horrible. Realmente fue un infierno. Cuando llegamos a México fuimos
a Migraciones y llenamos un papel de rutina, en el que pusimos que yo iba a
trabajar. Nos pidieron el contrato de trabajo y no lo teníamos porque desde el
club no nos mandaron nada. Pensábamos que nos recibiría alguien, pero no había
nadie”, contó ayer Matos en radio La Red. Y con un elocuente tono de resignación,
agregó: “Nos trataron muy mal, como si fuéramos delincuentes. Nos metieron en
un calabozo oscuro y nos hicieron sacar los cordones de las zapatillas.
Estuvimos tres horas incomunicados hasta que mi representante les dijo que me
dejaran hacer un llamado para avisarle a mi familia, que estaba desesperada”.
Su
estadía en tierra azteca fue un verdadero calvario. Y no sólo porque pasó nueve
horas “en un cuarto oscuro, con frío y sin comer”, sino también por la
hostilidad que recibió de parte de los policías que los custodiaban. “Yo les
hablaba y me respondían ‘Metete para adentro. Dale, dale...’. Me trataron
de mala manera y yo iba a hacer mi trabajo. Me parece que no tenían
predisposición a nada porque con un llamado al club lo solucionaban todo.
Cuando es así, te tenés que comer lo que venga y volverte”, reconoció el punta
nacido en Castelli, donde se encuentra ahora. Y ofuscado, le adjudicó una buena
parte de la responsabilidad a las autoridades de San Luis: “Antes de empezar el
viaje ya habíamos arrancado mal porque no me dieron el pasaje de vuelta, así
que no podía viajar. Tuve que sacar plata de mi bolsillo y comprar el boleto de
regreso a la
Argentina. Encima no fue a esperarme nadie al aeropuerto, ni
siquiera me llamaron. Eso a uno también lo pone mal. Pero, bueno, por suerte ya
pasó...”.
A
esa altura, la situación que lo tuvo a Matos como protagonista principal se
asemejaba más a una cámara oculta que a una novela dramática. Pero a esta
singular historia todavía le quedaba un capítulo que modificaría completamente
su género. “En vez de mandarnos de regreso al país, nos enviaron a Bogotá
(Colombia), donde estuvimos 14 horas en el aeropuerto sin poder movernos con
libertad para comer o ir al baño”, detalló.
A
pesar del peculiar episodio que experimentó en su excursión por el continente,
el delantero no mencionó en ningún momento la posibilidad de que la negociación
se frustrara. Pero sí puso condiciones: “Nos ensuciaron... Para que vuelva,
tienen que limpiar mi nombre y el de mi representante. Fuimos a trabajar, no a
pasear”. Parecía que la operación se caía en horas de la tarde, y hasta Pepe Romero
lo esperaba con los brazos abiertos para la pretemporada en Ciudad Evita. Pero
los dirigentes de San Luis entraron en escena y resolvieron la situación en
cuestión de minutos. Primero, les pidieron disculpas al jugador y a su
representante por el mal momento que atravesaron. Y luego le enviaron
el contrato de trabajo para que lo firmara en las próximas horas y lo
mandara nuevamente por fax. Esa documentación será presentada en Migraciones y
en dos o tres días le enviarán a la
Embajada de México en Argentina una copia para que pueda
ingresar al país.
Matos
está en Castelli acompañado de su familia y a la espera de viajar en estos días
a San Luis Potosí para firmar de una vez por todas el vínculo que lo ligará “a
préstamo por un año, con cargo (All Boys recibió 100 mil dólares) y una opción
de compra que podrá hacerse efectiva en junio o en diciembre”, según informó a Clarín el
presidente Roberto Bugallo. Después de tanto calvario, parece que la historia
tendrá un merecido final feliz.
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