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Sacrificio. Mora viajó el sábado a su país para despedir a su abuela y regresó ayer para jugar. |
No
fueron horas felices las que vivió Rodrigo
Mora en la previa al partido contra Colón. El delantero tuvo que viajar el sábado de urgencia hacia
su país para despedir los restos de su abuela, fallecida este fin de
semana. Al conocer la noticia, Mora abandonó la concentración con el
consentimiento de Ramón Díaz para estar junto con sus seres queridos. “Andá y volvé que yo te pongo de titular”,
le aseguró el Pelado. Como no
consiguieron un vuelo en avión, fue y
volvió en auto. No manejó él sino que lo hizo un allegado que lo acompañó. Regresó
ayer a las 11 y se sumó al resto de sus compañeros en la concentración para estar
a disposición del cuerpo técnico, que cumplió con su palabra y lo incluyó en la
alineación inicial que venció al conjunto de Roberto Sensini.
Aunque
jugó prácticamente sin dormir, y con
la carga emocional que conlleva la pérdida de un ser querido, a Mora se lo percibió bastante activo en el primer
tiempo: se movió por ambas bandas y fue un dolor de cabeza para Maximiliano
Caire y Bruno Urribarri. De hecho, tuvo
participación directa en los dos goles de River: en el primero, Mauricio
Romero le cometió la falta que derivó en el tiro libre y en el tanto de David
Trezeguet, y en el segundo asistió a Leonardo Ponzio tras desbordar por
derecha.
En
el complemento, sintió el cansancio
lógico y Ramón tomó la determinación de reemplazarlo. Fue sustituido a los
22 minutos por Juan Manuel Iturbe y se
retiró del campo de juego con lágrimas en sus ojos. Y como no podía ser de otra
manera, recibió una ovación de sus hinchas en reconocimiento al gran esfuerzo
realizado.
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