Hay angustia en
el plantel de Lanús. Y bronca. Pero, sobre todo, desazón.
Es que las tres patas del club del Sur del Gran Buenos Aires
-es decir dirigentes, jugadores y cuerpo técnico- creían que este Torneo Final
era la oportunidad ideal para condecorar el crecimiento institucional de los
últimos años con otro título. Pero las esperanzas se esfumaron paulatinamente
en la segunda mitad del torneo hasta la situación que atraviesa hoy.
Lanús sacó
siete puntos de los últimos 21 y quedó a seis de Newell’s cuando resta
la misma cantidad en juego. Es cierto que aún adeuda el segundo tiempo del
partido que perdía 2-0 con Estudiantes y que fue suspendido por los graves
incidentes en la tribuna visitante. Pero suena a proeza. Es por eso que ahora
Guillermo Barros Schelotto y sus jugadores comienzan a mirar con buenos ojos la
oportunidad de arruinarle a River su chance de alcanzar a Newell’s. Y, así,
cobrarse revancha de la última visita al Monumental, que los dejó con las manos
vacías (perdieron 1 a
0) y allanó la posterior consagración de Vélez.
Ninguno
quiere faltar en este compromiso. Hasta Mario Regueiro, quien se perdió el
encuentro ante Estudiantes por una tendinitis aguda en su aductor derecho, hará
lo imposible para jugar. El uruguayo tuvo que dejar el campo antes de tiempo en
la igualdad de la 16ª fecha ante Belgrano. Tan sólo once días después
está totalmente recuperado. En otro momento del torneo, hubiese sido
impensado.
Otra
de las piezas importantes en el andamiaje de Barros Schelotto que regresará es
Agustín Marchesín, quien ya cumplió su fecha de suspensión por cinco amarillas
y reemplazará al juvenil Esteban Andrada. Y Oswaldo Vizcarrondo, después de su
paso por la selección de Venezuela, se reincorporará hoy junto con el resto de
sus compañeros. Todos quieren estar ante River. Y ganarle, claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario