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Intento. Pedrozo trata de escapar de la marca de un jugador de Atlanta. Fue un empate justo. |
Cuando
parecía que ya no quedaba más hilo en el carretel de Almagro,
Ricardo Vera hilvanó una contra a toda velocidad que culminó con la
pelota adentro del arco de Atlanta. El delantero ingresó desde el
banco y enmendó un tejido que había empezado a deshilacharse
minutos atrás con el gol de Emiliano Ferreiro. El empate, en la
ida de una de las semifinales del Reducido de la Primera B, fue justo
por donde se lo mire.
Con
esa sana premisa de jugar con el balón al ras del piso y de buscar
siempre al compañero más cercano, el conjunto de Carlos Mayor
tomó la iniciativa ante un rival que priorizó el orden de sus dos
líneas de cuatro bien juntas. Atlanta se preocupó más por
destruir los circuitos de juego ajenos que por potenciar sus
virtudes. A partir de este concepto se entiende la soledad con la que
jugó Andrés Soriano, a no menos de 20 metros de su compañero más
cercano.
En
uno de los tantos envíos sin un claro receptor al área del local,
una mano se interpuso en el trayecto de la pelota y el árbitro
Ramiro López sancionó penal. Ferreiro, de poca participación
hasta ese momento, definió con mucha tranquilidad para poner en
ventaja al cuadro de Villa Crespo. Se conformó mucho Atlanta con
esa mínima diferencia y cedió todo el protagonismo, sobre todo con
los cambios que realizó Sergio Rondina. Así, la visita se metió
excesivamente atrás. Y Almagro comenzó a llegarle por todos los
sectores del campo, más aún cuando Juan Segovia se fue expulsado.
Inteligente,
Mayor mandó a la cancha a Vera, quien llegaba con lo justo
por una distensión muscular. Y éste estuvo a la altura de la
circunstancia: aportó movilidad y se retrasó para conducir las
acciones ofensivas de su equipo. En uno de sus reiterativos
intentos, mandó un centro al área que cabeceó Fabricio Pedrozo y
que se desvió en Hernán Lopes. Y no hubo tiempo para mucho más.
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