Todo cambia. Hace seis meses, Benítez estaba libre y el miércoles puede ganar la Libertadores. |
Esta
es una de esas historias fascinantes que uno no se cansaría nunca de
narrar. Nelson Benítez tiene un gran relato para entretener
dentro de muchos años a sus nietos. El lateral zurdo, surgido
futbolísticamente de Lanús, está a 90 minutos de alcanzar la
gloria con Olimpia de Paraguay en la Copa Libertadores. Sin
embargo, todavía recuerda que hace seis meses estaba en condición
de jugador libre y que jugaba al fútbol 5 con un grupo de ex
futbolistas y otros amigos para no perder el ritmo. El Chino,
como lo apodaron en el Sur del Gran Buenos Aires desde que llegó de
su Villa Huidobro (Córdoba) natal, admite en diálogo con Clarín
-desde Asunción- que aún no lo puede creer.
La
carrera de este defensor de 29 años está acostumbrada a dar tantas
vueltas como la pelota. Benítez fue campeón con Lanús en el 2007,
lo vendieron al año siguiente al Porto en dos millones de euros y
jugó la Champions. Regresó al país para integrar el San Lorenzo de
Simeone y el Estudiantes de Sabella. Pero no encontró su lugar y se
quedó sin club. Talleres de Córdoba lo sedujo este año para
disputar -y ganar de punta a punta- el interminable Torneo Argentino
A. Después de tantos vaivenes, Olimpia lo contrató para afrontar la
Libertadores: ahora está a un partido (en la ida, su equipo
venció 2 a 0 al Atlético Mineiro de Ronaldinho) de quedarse con
el trofeo más prestigioso de estas tierras y, claro, de participar
en el Mundial de Clubes que tendrá lugar en Marruecos, donde lo
esperan -entre otros- el poderosísimo Bayern Múnich. La revancha se
jugará este miércoles desde las 21.50 en Belo Horizonte.
-¿Qué
se siente estar tan cerca de ganar la Copa Libertadores?
-Es
una sensación hermosa porque nunca me imaginé este presente. Mi
idea era encontrar un lugar en el que me sintiera cómodo, pero esto
es un sueño. Uno se la jugó en su momento cuando fue a Talleres.
Ahí me salió bárbaro porque jugué todos los partidos en un buen
nivel y logramos el ascenso a la Primera B Nacional.
-¿Cómo
hiciste para sobrellevar esos días en los que eras jugador libre?
-Iba
a jugar al fútbol 5 a Cideco y Ballarati, dos clubes de barrio de
Lanús, con un grupo de ex jugadores entre los que estaban Walter
Coyete, Sebastián Salomón y Ezequiel Carboni. Jugábamos contra un
grupito de chicos como si fuera una final. Después fui a hablar a
Lanús para que me dejaran entrenar, y los mellizos Barros Schelotto
me dieron la chance de practicar a la par del plantel profesional.
Eso me puso muy contento porque se ve que dejé una buena imagen en
la institución.
-¿Y
qué sentías cuando te dabas cuenta que estabas jugando con ex
jugadores o con chicos que ni siquiera conocías?
-Nada,
porque en realidad trataba de mantenerme en ritmo. Me sentía bien,
útil. Todo eso me sirvió para que la cabeza se despejara un poco
porque no era nada fácil. La gente que estuvo a mi alrededor en ese
momento me apoyó mucho. La vida da demasiadas vueltas y nadie sabe
lo que pasará mañana. Es por eso que este momento lo disfruto el
doble. Es así.
-¿Nunca
se te cruzó por la cabeza dejar el fútbol?
-Jamás.
Siempre me sentí vigente y me tuve mucha fe para revertir la
situación. Nunca bajé los brazos porque sé que siempre me costó
todo. De chiquito soñé con ser un jugador profesional, con ganar
títulos y con estar en una gran final. Y ahora estoy ahí. Esta
carrera es muy corta y hay que disfrutarla. Después, esto es
sencillo: si la cosa no sale bien hay que tomarlo como aprendizaje
para la vida.
-¿Cómo
explicás que Olimpia esté por ganar la Libertadores con un equipo
en el que no hay figuras excluyentes?
-Hacía
mucho que no vivía algo así. Olimpia es un club gigante de
Sudamérica, que tiene tres Copas y una mística que te obliga a
dejar todo en cada pelota. No tiene estrellas en su plantel, es
cierto, pero sí un grupo humano espectacular, con hambre de
conseguir cosas importantes. Si no corremos todos somos un equipo
más. Si estamos unidos y metemos en cada jugada vamos a llegar muy
lejos porque nadie será ni más ni menos que nosotros.
-En
ese “nadie será más que nosotros”, ¿incluís al Bayern Múnich?
Porque si ustedes ganan la Libertadores, el equipo alemán los estará
esperando en la final del Mundial de Clubes...
-Por
ahora no quiero ni pensarlo, ja. Hay que mentalizarse de lleno en
cuidar la ventaja que conseguimos contra Atlético Mineiro. Después
se verá, ya que suponer que ya está todo definido sería un error y
una falta de respeto.
Ahí
anda el Chino Benítez, con esa tranquilidad provinciana, a
pocas horas de afrontar uno de los partidos más importantes de su
carrera. A estadio repleto o en cancha de fútbol 5, pero siempre
con la misma entrega y la mentalidad de no bajar nunca los brazos.
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