A cinco días
de una nueva edición del Clásico del Sur, en Lanús todavía recuerdan la agónica
pirueta de Ariel Graziani para una victoria muy festejada sobre Banfield. Fue
por la 10ª fecha del Torneo Clausura 2004.
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Justo a tiempo. Santiago Hoyos se arroja con todo para evitar un desborde de Rodrigo Palacio. |
Todavía
tiemblan los cimientos de La
Fortaleza , no se detienen. Aún se escuchan los alaridos en
los alrededores del estadio, agónicos y desaforados. Cada tanto se ve en el
campo de juego la estela que dejó la corrida eterna de ese muchacho de
tranco canchero y de melena suelta. Pasaron diez años y algunos meses, pero
pareciera que sucedió hace un puñado de días. El domingo 18 de abril de 2004,
Lanús se imponía por 1 a
0 sobre Banfield con una palomita de Ariel Graziani en el minuto 91,
en lo que fue una de las últimas jugadas de un Clásico del Sur cerrado y jugado
con pierna fuerte.
La
victoria, agonizante en todo sentido, fue un desahogo enorme para
el equipo que en ese entonces dirigía un muy cuestionado Carlos Ramacciotti. El
Granate venía de perder como local ante Racing y merodeaba los últimos
puestos de la tabla, de manera tal que necesitaba los tres puntos como el
aire. Y qué mejor oportunidad que obtenerlos en el derby contra el Taladro, que
trataba de reacomodarse al ritmo de la Primera División. Fue por la 10ª fecha del Torneo Clausura, en un estadio colorido y que
albergó más de 20.000 simpatizantes de Lanús.
Con
Rodrigo Díaz como conductor intermitente, el local tuvo la pelota y la
iniciativa, en tanto que Banfield se apretó para resistir y dejó solo a
Rodrigo Palacio para lastimar de contra. Los dos contaron con chances para
ponerse en ventaja, pero cierres salvadores y malas definiciones se los
impidieron. Luego de la expulsión de Daniel Bilos en el amanecer del
complemento, el visitante se retrasó todavía más. Y el Granate fue con todo
hacia el arco de Enzo Noce. A pesar de la tarjeta roja a Gabriel Ramón a poco
del cierre, Lanús no se desesperó y halló su premio en el último suspiro:
Sebastián Salomón corrió un balón que parecía perdido y sacó un centro desde la
derecha que encontró la pirueta de Graziani. Delirio en el Sur.
Ese
día, Lanús formó con Claudio Flores; Rodolfo Graieb, Leandro Gioda, Santiago
Hoyos, Gabriel Ramón; Sebastián Salomón, Ezequiel Carboni, Martín Andrizzi;
Rodrigo Díaz; Rodrigo Mannara y Ariel Graziani. En el segundo tiempo ingresaron
Gabriel Iribarren y Agustín Pelletieri. El árbitro fue Gustavo Bassi.
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