“Del
segundo no se acuerda nadie”, dijo alguna vez Carlos Salvador
Bilardo cuando dirigía a la Selección Argentina. Pero
el Doctor, una vez más, estaba equivocado. Muy equivocado. Su
regla, se supone, excede los límites del fútbol y
abarca a todos los deportes. Y el desacierto del reconocido
entrenador de la pelota de cuero radica en una excepción que
atenta contra su máxima: Lanús ingresó en la
historia del basquet nacional luego de consagrarse subcampeón
de la Liga de las Américas. Sí, se consagró. Y
no por haber salido primero sino por haber sido el segundo mejor
cuadro del continente. Encima, alcanzó semejante objetivo en
lo que significó su debut en el certamen internacional más
prestigioso a nivel de clubes de la región.
Su
recorrido por América comenzó en la Primera Fase, que
constó de tres cuadrangulares: el elenco conducido por Silvio
Santander consiguió el Grupo A, disputado en Guadalajara
(México), tras ganar en dos de sus tres presentaciones.
Derrotó 86-74 a Pinheiros de Brasil y se impuso con mucha
categoría sobre Estrellas Orientales de Venezuela por 107-75.
Su única caída fue frente a Osos de Jalisco, por 84-78.
En la semifinal se jugaron otros dos cuadrangulares: el D y el E. El
primero de ellos tuvo sede en el Microestadio Antonio Rotili y se lo
adjudicó el dueño de casa con tres éxitos
contundentes: 86-76 sobre Mavort (Venezuela), 87-72 ante Pinheiros y
83-69 contra el duro Flamengo.
Con
esa marca casi perfecta de cinco partidos ganados en seis
enfrentamientos, el club del Sur del Gran Buenos Aires accedió
al Final Four que tuvo lugar en Puerto Rico. Desde el vamos, clasificarse a esta fase de la competencia fue un hito para la
institución. Y no estuvo muy lejos de alzarse con el anhelado
trofeo, ya que en el primer chico mostró sus credenciales con
una apabullante producción frente a Uniceub de Brasil, al que
aplastó por 77-49. Lo paradójico fue que el conjunto de
Santander cayó sin atenuantes en el encuentro ante Pinheiros,
al que le había ganado en los dos compromisos anteriores. Ya
en la jornada final, Lanús saltó al campo de juego sin
posibilidades de alcanzar el trono. Sin embargo, se despidió
del torneo con un triunfo categórico sobre el local Capitanes
de Arecibo.
De esa manera, el Granate finalizó la Liga de las Américas con la mejor marca de la competencia, ya que consiguió siete victorias y dos derrotas, contra los seis triunfos de Pinheiros (y sus tres caídas). Su segundo puesto a nivel continental se valora tanto como una eventual consagración. Lo positivo para Santander y sus guerreros es que tendrán revancha en las próximas horas, en la semifinal de la Liga Nacional ante Peñarol de Mar del Plata. Será una nueva oportunidad para seguir demostrando que la verdadera historia se escribe con pluma de tinta eterna sobre las páginas y no con los trofeos que amontonan polvo en las vitrinas. Si al fin y al cabo la clave del éxito está en el proyecto y no en los resultados. ¿O no, Doctor?
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