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Una Cosaro increíble. El lateral de Tigre convirtió dos goles y fue clave para la victoria. |
Es
inadmisible que un equipo que tiene la aspiración de pelear el
campeonato tenga las falencias defensivas que Atlético de Rafaela
mostró ayer en Victoria. Es imperdonable... Porque si todo lo bueno
que elabora en ataque lo despilfarra en la última línea, ganar
resulta un verbo muy complicado. Así, su ilusión de llegar a la
última fecha del Torneo Inicial con posibilidades matemáticas de
quedarse con el título se desvaneció luego de la dura derrota
frente a Tigre. A tachar un candidato...
La
postura con la que el local salió al campo de juego también incidió
en el desarrollo. Con Matías Pérez García suelto por donde se le
antojara, Tigre se adueñó rápidamente de la pelota y de los
tiempos. Sin embargo, la primera emoción de la calurosa tarde llegó
a través de un tiro de esquina. El volante movió rápido con
Sebastián Rusculleda y envió el centro para la llegada solitaria de
Guillermo Cosaro, quien la impactó de cabeza ante la mirada
displicente de los marcadores rivales. Cabeceó el lateral
izquierdo, pero también había otros tres compañeros sin marca en
ese sector.
El
golpe dejó atontado al conjunto de Jorge Burruchaga. En realidad,
nunca hizo pie en esos primeros minutos. De no ser por el egoísmo de
Sergio Araujo, Tigre lo habría liquidado en media hora. Pero su
momento en el partido pasó y Rafaela se animó a agarrar la pelota.
En lo que fue la mejor jugada colectiva de la primera mitad, Lucas
Albertengo dejó a Diego Vera cara a cara con Javier García para
decretar el empate. Pero el delantero uruguayo definió con el
tobillo ante el buen achique del arquero. La resolución fue
espantosa.
El
primer tiempo llegó a su término con la sensación de que la
diferencia a favor del local era justa, pero exigua. El equipo
dirigido por Fabián Alegre no le sacó jugo a la falencia que
mostraron los jugadores contrarios para marcar en las pelotas
paradas. Muchas facilidades que no supieron explotar.
Se
la jugó Burruchaga en el arranque del complemento: el entrenador
mandó a la cancha a César Mansanelli y a Rodrigo Depetris para
retrasar a Juan Eluchans al lateral izquierdo. Y la apuesta le salió
bárbaro: al minuto, Mansanelli remató de media distancia, García
dio un rebote largo y Depetris le rompió el arco. Inmerecida
igualdad, pero crecía la ilusión.
Parecía
que el elenco santafesino había encontrado el camino, pero fue un
espejismo. Tigre, con los ingresos de Pablo Vitti y de Lucas Wilchez,
fue con su orgullo herido a recuperar lo que había perdido. Y
lo halló a través de la vía que más resultado le dio en la tarde:
centro de Pérez García y frentazo de Cosaro. Se repitió la fórmula
ante la apatía de los defensores visitantes.
Luego
del gol, Rafaela se desesperó al ver que se le escapaba la
última posibilidad de seguir con chances de
pelear el campeonato. Fue a buscar la hazaña con mucha gente y se
expuso atrás. Pablo Vitti aprovechó los espacios para escurrirse
entre sus marcadores y estampar el resultado final con un derechazo.
A esa altura, la amplitud era más que merecida.
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