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El primero. Boyero grita con todo su golazo de cabeza, el que abrió el camino ante Olimpo. |
En
ese barrio tan tradicional de La Paternal donde se respira fútbol al
ritmo de la murga y la batucada, Argentinos armó un carnaval que
nunca olvidará. Con una actuación más compatible con sus años
dorados que con la versión pragmática que pregona Ricardo
Caruso Lombardi, aplastó por 4 a 0 a un Olimpo desconocido. Fue una
tarde casi perfecta, quizá su mejor actuación en el Torneo
Inicial: le ganó con contundencia a un rival directo en la
interminable lucha de los promedios, convirtieron sus delanteros y
redondeó un nivel que rozó la brillantez. Algo para el archivo.
Un
cuarto de hora le bastó a Argentinos para encaminar su regreso a la
senda victoriosa. Fueron 15 minutos de furia roja. La diferencia
estuvo en que el equipo de Caruso supo lo que se jugaba. Y
salió decidido a avasallar a un oponente que entró al campo de
juego dormido. Además del cambio de actitud, hubo una modificación
en el libreto que habitualmente respeta. Tal vez por la postura
displicente del conjunto de Walter Perazzo, el local priorizó el
buen trato de la pelota y buscó triangulaciones en cada sector de la
cancha. La sociedad que más rédito le dio fue la que armaron
Lucas Rodríguez, Rodrigo Gómez y Daniel Villalva por la banda
izquierda.
A
través de esa vía llegó el gol de Hernán Boyero en la primera
aproximación a fondo. “Droopy” Gómez lanzó un centro con la
derecha y el centrodelantero aprovechó su altura para anticipar de
cabeza la salida en falso de Champagne. Unos minutos después, el
Keko Villalva corrió una pelota que parecía perdida ante la
pasividad de Sarulyte -y la lentitud del arquero- y la impactó con
la cabeza para poner el 2 a 0. A partir de ese momento, Argentinos
fue un vendaval.
Lo
de Olimpo fue muy flojo en todas las líneas. De ese equipo que
apabulló a Boca en Bahía Blanca y que venció a Vélez en Liniers
no quedó nada. El único que sobresalió por su despliegue fue el
volante central Leonardo Gil.
En
el elenco de Caruso, Villalva tuvo una actuación consagratoria, de
las mejores que se le recuerden. Y el resto no desentonó. Para su
suerte, Argentinos se dio cuenta de que jugar a la pelota es más
productivo que preocuparse por destruir el circuito de juego ajeno.
Así
como el local protagonizó un arranque de primer tiempo abrumador,
Olimpo tuvo un inicio de complemento a pura impotencia. Primero, fue
expulsado Jonatan Blanco por pegarle a Serrano en el piso. Y luego,
Damián Musto vio la roja por darle un codazo a Gómez. Con dos
hombres de más, el Bicho se adelantó y fue con todo a
aumentar el resultado.
Luego
de una gran jugada colectiva a un toque entre Rodríguez y Villalva,
Ramírez pasó entre tres rivales y “le rompió” el arco a
Champagne. Fue un golazo por la elaboración y la definición.
Tras la expulsión de Fernando Meza por doble amonestación, Enrique
Triverio selló la goleada con un derechazo inatajable.
Ya
con el triunfo asegurado, Argentinos hizo pasar el tiempo y que el
balón rodara ante la mirada insuficiente de los jugadores de Olimpo.
Ellos, a su manera, también fueron partícipes del festival
de fútbol de Argentinos.
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