Las barras de
Lanús y de Colón cortaron una relación afectiva de casi cuatro décadas. ¿Por
qué? El asado de la discordia: los hinchas del Sabalero se juntaron a comer con
sus pares de Quilmes y de Dock Sud. Y eso cayó mal. ¿Se terminó todo? Los
Granates genuinos también se expresaron.
Todo concluye al fin. "El que no salta, es un traidor", le dedicó La 14 a los hinchas de Colón. |
Algo
se rompió y parece que será difícil que se arregle sin dejar un daño
permanente. Este domingo 27 de julio de 2014 será recordado como el día
del cortocircuito que distanció a las hinchadas de Lanús y de Colón de Santa Fe.
El lazo afectivo se forjó cuando ambos equipos coincidieron en el Ascenso y se
prolongó durante casi cuatro décadas. Pero después del partido que se jugó esta
tarde en Sarandí, por los 16avos de final de la Copa Argentina , ya
nada será igual entre Granates y Sabaleros. Por lo menos para esos
pocos que se ubican en el centro de la popular y que creen que son más
importantes que el resto de los hinchas genuinos.
El
ambiente estaba enrarecido en las inmediaciones del estadio de Arsenal. Cada
vez que Lanús se enfrenta a Colón, ya sea en La Fortaleza o en el
Cementerio de los Elefantes, los simpatizantes de las dos instituciones se
entremezclan en las tribunas y aprovechan la oportunidad para intercambiar
camisetas. Pero esta vez eso no sucedió: los de granate fueron a un sector
y los de rojo y negro se dirigieron al de enfrente. Además, las caras largas de
ciertos personajes hacían imaginar que algo había pasado. Y hubo que esperar
hasta que los jugadores salieran al campo de juego para que las especulaciones
se plasmaran en la realidad.
“El
que no salta, es un traidor…”,
empezó a entonar La 14 mientras el resto de los
incondicionales de Lanús no salían de su asombro. Y enseguida se impuso un
cántico mucho más directo: “Antes éramos amigos, todo eso terminó…
Sabalero hijo de puta, la puta que te parió…”. Por su parte, de enfrente
respondieron con el famoso “Yo soy de Colón”. Cada vez que la barra
brava le dedicaba estrofas hirientes a la parcialidad visitante, el
resto hacía lo posible para taparlos y que no se escucharan. Se repitió
durante todo el encuentro y hasta en algunas ocasiones hubo un intercambio de
insultos entre los hinchas caracterizados y los genuinos. El malestar creció a
niveles impensados.
Según
trascendió desde la propia barra de Lanús, el motivo del litigio fue
que los hinchas de Colón se juntaron a comer un asado con sus pares de Quilmes
(clásico rival del Granate) y Dock Sud, algo que no cayó para nada bien en
esta parte del Sur. “Se la mandaron de callados y ahora se hacen los amigos”,
coincidieron muchos de los que se sintieron ofendidos. Y como si se tratara de
un grupo de políticos elegidos democráticamente por los socios del club, los
barras le pusieron un punto final a la hermandad entre los Granates y los
Sabaleros.
La
reacción de los seguidores de Lanús se trasladó a las redes sociales, en las
que manifestaron su enojo contra La 14, además de revalidar
el vínculo emotivo que los unió a lo largo de tantos años con Colón. “Es
una amistad que irá más allá de lo que determinen las barras”, expresaron de
ambos lados, con la intención de ponerle paños fríos a una situación delicada.
Es que, como escribió hace siglos el grandioso Miguel de Cervantes, una de las
figuras más influyentes de la literatura española, “amistades que son
ciertas nadie las puede turbar”. Y cuánta razón tenía.
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