El Chino
Romero dejó en claro que está óptimo para que el cuerpo técnico lo tenga en
cuenta en lo inmediato. “Me hicieron estudios y dio todo normal. Me falta mucho
desde lo físico porque no tuve pretemporada, pero estoy con ganas de volver a
estar”, aseguró el delantero.
Refuerzo. Al fin de cuentas, Silvio regresó a Lanús. Guillermo lo esperaba como a ninguno. |
La
de Silvio Romero fue la novela del mercado de pases de invierno que más captó
la atención y la preocupación de Lanús. Primero porque Guillermo Barros
Schelotto lo esperaba con los brazos abiertos para sumarse a un plantel
que lo necesitaba para afrontar un semestre muy competitivo. Y, después,
por la noticia de que Morelia de México desistió de comprar su pase por un
virus que contrajo en Francia y que le afectó su sistema respiratorio.
Se
dijeron muchas cosas, es cierto, pero lo concreto es que el Chino está de
regreso en el Sur del Gran Buenos Aires. Luego de que los estudios que
se le realizaron en la
Fundación Favaloro dieron bien, el delantero cordobés
comenzó la puesta a punto con la intención de dar una mano lo antes posible.
Como se lo apreció el sábado bajo la insistente lluvia, mientras el equipo se
enfrentaba a Gimnasia y Esgrima La
Plata en un amistoso, él trabaja a contrarreloj con
el preparador físico Javier Valdecantos. Y está entusiasmado como nunca.
-¿Qué
hablaste con Guillermo? ¿Cómo se puso al saber que regresabas?
-Conversamos
de cuáles son sus intenciones y las mías. Fue una pequeña charla para
manifestar nuestros puntos de vista. No nos planteamos objetivos sino que
dialogamos sobre la parte humana. Ambos estamos contentos de que yo esté acá.
Él me recibe bien y está feliz de verme con el grupo. Más allá del jugador,
antes hay una persona.
-¿Cómo
se vivió en el ámbito familiar lo que te pasó?
-Cuando
uno no sabe bien del tema médico, por ahí lo confunden algunas palabras y eso
genera un ambiente que no es el ideal ni el deseado. Los médicos hablan de
manera técnica y uno, desde cierta ignorancia, no entiende que puede ser simple
o complejo. Quizás el “no podés jugar” era por una semana, quince días…
abarcaba mucho. No fue bueno para mi familia ni tampoco para mí. Después,
comprendo el mensaje subliminal: no fue absolutamente nada, sólo un virus que
se sigue estudiando. Todo dio normal.
-¿Cuál
fue la señal de alerta?
-Lo
que tuve fue mucha falta de aire, mareos… en varios entrenamientos, no en uno
nada más. Me realicé algunos estudios para ahondar un poco más. Por suerte me
entrené el sábado y hoy con normalidad, hice gimnasio y fútbol con mis
compañeros. Me falta mucho desde lo físico porque no tengo pretemporada. Hago
doble turno. Estoy contento y con ganas de volver a estar.
-¿Qué
te afectó concretamente?
-La
parte respiratoria. No sé si fue alguna comida o bebida que ingerí al llegar
del país o si lo traje del extranjero. Es algo que ahora no se sabe, veremos si
más adelante hay más certezas. Me pasó algo, pero ya no tengo nada. Estuve con
médicos, deportólogos, cardiólogos, radiólogos y todo dio normal. Cuando
regresé, me atendió un médico y me preguntó: “Si Lanús está para jugar mañana
contra Boca, ¿cómo estás?”. Y le dije que no creía que estaba para jugar. Entonces
me hice los estudios y él me contestó que si Lanús jugara mañana contra Boca,
yo podría estar.
-¿Y
por qué pensás que en México no te quisieron?
-No
sé por qué desistieron de mi compra… Si los estudios dieron normales y tiraron
todo para atrás igual, es un tema de ellos.
-¿Te
llegó la versión de que Lanús te quería para afrontar los octavos de la Libertadores ?
-Sí,
y tenía la valija medio lista, ja. Estaba con muchas ganas porque era un
momento en el que no tenía continuidad en Francia. No sé por qué no se dio, no
me dieron el porqué, lamentablemente. Hablé con (Javier) Valdecantos y mis
compañeros y les dije que quería. No hay que echar culpas.
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